El final de 2016 se reservaba una de las sorpresas más agradables del año con el hallazgo de Hiss Golden Messenger, cuyo extenso aunque poco notorio rodaje va ya por su séptima referencia desde su debut en 2008. Liderados por MC Taylor (voz y compositor principal) suele rodearse de destacados músicos para completar su formación, gente como Phil y Bradley Cook (miembros de Megafaun) o el guitarrista William Tyler, además de su más cercano colaborador y cofundador de la banda Scott Hirsch (ausente por primera vez en este trabajo).
El intimismo de su música, del que en parte se ha desprendido en este último disco, no parece especialmente indicado para encandilar al gran público, pero tampoco es justo que haya tenido que publicar tanto material para atraer la atención, como ha ocurrido con este ‘Heart Like A Levee’ que parece haber despertado al fin el interés y los elogios de una gran mayoría de especialistas que lo han destacado entre lo mejor del año en su género. La sencillez de su propuesta se ciñe a la más pura tradición del rock americano, del folk, del country e incluso del soul, que tratados con enorme sensibilidad dan como resultado este bello itinerario por once canciones, cuyos matices van ganando en variedad con las sucesivas escuchas.
Las guitarras toman el protagonismo desde la primera canción, el rock ligero con inconfundible sabor norteamericano de Biloxi, antes de que la brillante Tell Her I’m Just Dancing crezca a golpes de batería y contundente instrumentación. Tras la más íntima Heart Like A Levee, en la que brillan los coros y las guitarras hasta la rítmica parte final, llega Like A Mirror Loves A Hammer, un blues profundo y eléctrico en el que destacan los saxos. A Smoky’s Song le siguen la guitarra lenta y delicada de Cracked Windshield y la más alegre As The Crow Flies con precioso estribillo coral incluido. Lentos aires country envuelven Happy Day (Sister My Sister) que termina con unas bonitas notas de piano para volver a animarse con Say It Like You Mean It, un medio tiempo con el ritmo marcado también por el piano. En Ace Of Cups Hung Low Band aumentan la intensidad y el peso a base de instrumentación, sobre todo en el potente final, y el disco concluye con Highland Grace, un blues de lograda lentitud con preciosos coros femeninos.
Es una gozada encontrar, aunque sea con retraso, bandas de este nivel, bandas con un amplio bagaje para recuperar que seguro guarda nuevos y preciosos ejemplos de esta contagiosa sensibilidad que ha llegado al fin a nuestras manos para convencernos.
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