Pues sí, enganchado como he estado hace unas semanas a la fantástica serie de Netflix Stranger Things, a uno no le queda más remedio que hablar de la nostalgia de esa década en la que éramos tan niños y adolescentes, y de su música claro. Vaya por delante, Stranger Things es una serie tremenda que te deja sin aliento en sus ocho capítulos. ¿Original?, pues no mucho la verdad, aunque hay que reconocer que sus creadores, The Duffer Brothers, han hecho un gran ejercicio de nostalgia y han devorado todo lo que han podido y más de Spielberg, de John Carpenter y Stephen King, de las películas de High School y de otras referencias. Y es que viendo Stranger Things no se dejan de observar ecos, en ocasiones explícitos, de Los Goonies, Cuenta Conmigo, ET, El Club de los Cinco, etc. Y el ejercicio funciona, obviamente, la serie es muy buena como hemos señalado. No vamos a hacer spoilers aquí, pero esas bicicletas y ese grupo de amigos, esa búsqueda de algo, ese instituto (¡estamos contigo Barb!), esos fenómenos paranormales, etc., nos remiten a lo que nos remiten. La serie también retrata esa década de los 80, tan de esa clase media conservadora norteamericana, esa que nos construyó un imaginario colectivo a través del cine y de unas serie de televisión y que parecía el destino a alcanzar, pero que luego…bueno, luego nos sale un ‘Demogorgon’…Y, aunque la serie cuenta con algunos personajes demasiado arquetípicos y planos (ese Steve, por favor, e incluso entre los cuatro niños, pero es lo que hay), no es menos cierto que funcionan. Mención aparte para Winona Ryder como una sufriente Joyce Byers tras una carrera que se hundía (no vamos a incidir en sus caras en la entrega de los Globos de Oro), así como a la intensidad que desprende Millie Bobby Brown en el papel de Once. Pero vamos con la música, que es lo que nos ha recordado Stranger Things.
Y es que los 80 es la década más vilipendiada de la breve historia del Pop y el Rock & Roll: los 50 son los orígenes, los 60 una especie de Edad Dorada, los 70 la de los cambios y transformaciones, los 90 la de la última gran revolución con el Grunge y el inicio del fin, y desde entonces el eclecticismo, la revolución tecnológica y una industria que nunca volvería a ser lo mismo ni será. Y los 80…los 80 son descritos en general como un periodo menor, con esos sintetizadores, esa estética y el hedonismo y el desparrame propio de un periodo que se caracterizaba por un cierto optimismo antropológico. Claro que hubo muchísimas cosas buenas en los 80, y algunas han sido puestas en valor, pero esos sintetizadores, los Nuevos Románticos, el fin de la capa de ozono por la laca de las bandas del ‘Hair Metal’ y algunas tendencias de Pop demasiado edulcoradas no ayudaron. Stranger Things recoge algunos de los momentos más claros de los 80, y también de los más interesantes, por ejemplo ese ‘Should Stay or Should I Go’, canción con significado en la serie. Igualmente, en cualquier momento piensas que van a sonar Simple Minds, al tiempo:
En la serie hay de todo, encuentras Adult Orient Rock (AOR) de la mano de Toto y de Foreigner, dos de esas bandas incomprensibles pero de las que siempre recuerdas una canción. Sonidos oscuros, no podían ser menos, de la mano de New Order (¡cómo encaja ‘Elegia’!), Modern English, Echo & The Bunnymen y, no podían faltar, Joy Division con su ‘Atmosphere’. Hay temas electrónicos con Tangerine Dream, y aparecen también Vangelis…Y muchas cosas más, como la recuperación de The Bangles o una estremecedora versión del ‘Heroes’ de David Bowie que interpreta un Peter Gabriel que se viene arriba. Seguro que en la segunda temporada encontramos más canciones interesantes en sus capítulos y de nuevo irán directos a nuestro universo simbólico, incluso aquel que no queremos reconocer. A nosotros nos entró un poco la nostalgia con algunos de estos temas, y nos quedamos con el ‘Atmosphere’ de Joy Division, sin duda una de las bandas que mejor encajan con el espíritu opresivo de la serie en no pocos momentos.