Recuperada con éxito su vertiente popera en su anterior trabajo tras desechar las ínfulas sinfónicas que les llevaron a su mayor fracaso comercial con ‘The Hazards of Love’, The Decemberists presentan un disco continuista que persiste en el carácter narrativo de unas canciones que beben de fuentes variadas de la tradición musical estadounidense para componer un relato que combina humor y drama con fortuna en su mayoría. Las canciones de este ‘What a Terrible World, What a Beautiful World’ conservan la clásica estructura pop que tan buenos resultados les ha dado en sus trabajos más exitosos combinada con hermosos arreglos orquestales que por momentos les acercan al pop de cámara.
Sin llegar a conformar repertorios tan ceñidos al argumento como los de ‘The Crane Wife’ o el ya mencionado ‘The Hazards of Love’, Meloy recupera el formato narrativo, que ya es una de sus principales señas de identidad, para contar y cantar en torno al desarrollo de una historia de amor de una forma sencilla y variada. Así el disco se presenta con la parte acústica de ‘The Singer Adresses His Audience’ que, no exenta de humor, crece a partir de los coros y la orquestación. La animación llega con el pop ligero de ‘Cavalry Captain’, uno de los puntos culminantes del disco, y continúa con la pequeña y divertida ‘Philomena’. Otra de las mejores piezas es ‘Make You Better’, intensa muestra del rock que también son capaces de interpretar y que cierra el mejor bloque de canciones.
La cosa se pone seria con la balada ‘Lake Song’ y el lento blues de ‘Till The Water’s All Long Gone’ antes de que ‘The Wrong Year’ vuelva a aligerar el ritmo. Se abre aquí un pequeño muestrario de sonidos genuinos: ‘Carolina Low’ es otra muestra de blues desnudo a la que siguen el bluegrass de ‘Better Not Wake The Baby’ y el country de ‘Anti-Summersong’, ‘Mistral’ o ’12/17/12′. El disco termina con la emoción ascendente de ‘A Beginning Song’ y su enorme culminación orquestal.
Merecedores y más que capacitados para alcanzar un éxito comercial mayor, como han demostrado con varios ejemplos de perfecto folk-pop a lo largo de su ya extensa carrera (este es su séptimo disco), The Decemberists parecían empeñados en esquivarlo con experimentos instrumentales y canciones prolongadas que les alejaban del camino más sencillo que al fin emprendieron con su inspirado anterior trabajo ‘The King Is Dead’ y que en éste continúan con acierto.