A diferencia de 2013, 2012 fue un año regular en cuanto a las novedades discográficas. Una de las más destacadas corrió a cargo del hiperactivo Jack White, que debutaba en solitario con «Blunderbuss», tras haber protagonizado durante más de una década una revisión y puesta al día del rock garajero, el blues, el rock clásico y otros aspectos con The White Stripes, The Raconteurs, The Dead Weather, y diversas producciones y colaboraciones, además de fundar su propio sello discográfico, Third Man Records. Había muchísima expectación por ver qué hacía Jack en solitario, sin duda uno de los iconos de rock de comienzos del siglo XXI. Y no decepcionó con «Blunderbuss», donde nos remite más a The White Stripes que a otras aventuras, con sus señas de identidad intactas: esas guitarras que jalonan todo el disco y esas baterías potentes. Además, todo el disco está vinculado en sus letras al momento personal que vivía White con su convulso divorcio de la modelo británica Karen Elson.
«Freedom at 21» es un ejemplo perfecto de este disco y de la situación, es una canción que desgrana amargura y reproches a través de un ritmo machacón, con unas guitarras marca de la casa que deslizan la canción y una voz de Jack sacada casi de una película de terror. Y, a juzgar por la letra, eso debía ser su relación: «She does what she wants to me», «No responsability, no guilt or morals, cloud her judgement», «And she don’t care that what she does has an effect on you», «Made me walk on salt, Take me down to the police». Ahí es nada, aunque tampoco nos creemos que el bueno de Jack sea un santo.