Todo el mundo conoce esta canción, el verano de 2005 fue suyo y las radios y televisiones la martillearon sin piedad hasta quedar irremediablemente grabada en nuestra memoria. Pero lo que menos gente sabe es que la versión que todos conocemos no es la primera sino que se trata de la revisión de la original grabada por Coti para su disco homónimo, junto a Andrés Calamaro, y que había pasado con más pena que gloria por tiendas y emisoras un par de años antes. Suele pasar, nadie puede predecir cuándo va a saltar la liebre, pero lo cierto es que esta canción lo tenía todo para triunfar, y esa evidencia debió de ser la que llevó a Coti a insistir en ella en una nueva versión más potente y en compañía de dos estrellas como Paulina Rubio y Julieta Venegas para su acústico ‘Esta mañana y otros cuentos’ (2005).
Esa primera versión de la que estamos hablando estaba incluída en el debut que el músico argentino había llevado a cabo después de algunos años dedicado con enorme éxito a la composición para otros artistas; canciones como Color esperanza de Diego Torres o Andar contigo de Julieta Venegas fueron escritas por él antes de iniciarse como solista en 2003 con ‘Coti’, sin duda un buen primer disco que contenía algunas canciones muy bellas. Todo parecía indicado para que el rosarino iniciara entonces una exitosa carrera orientada a la canción de autor.
Ya había colaborado con anterioridad en discos de Andrés Calamaro como guitarrista y había grabado un disco junto a Javier, el hermano de este, antes de debutar con un trabajo dulce y soleado, con influencia de músicas tropicales y brasileñas y de la canción italiana, en el que se incluían algunas de sus mejores canciones. Quizás fue por ello, por ese desaprovechado paso inicial y por los éxitos que había compuesto para otros artistas, que junto a Universal Music Spain decidió regrabarlas y volver a intentarlo con un concierto en acústico cuando apenas tenía dos discos propios en el mercado: su debut de 2003 y ‘Canciones para llevar’ de 2004.
Pero si había alguna canción que llamaba la atención en ese primer disco era esta colaboración con Calamaro, de letra sencilla, positiva y ajustada, a la que los arreglos rock y unos bellos juegos de voces dotaban de ritmo y emoción. Una canción que destacaba sobre el resto pero que no despegaría hasta dos años después, amenazando con eclipsar al resto de su obra y alcanzando un éxito desmesurado y difícil de gestionar cuyo reflejo siempre se proyectará sobre su carrera; un hit incuestionable que ya mereció triunfar en su primera versión.
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