Han pasado treinta años del mítico concierto con el que U2 se presentaban en España, en el estadio Santiago Bernabeu, junto a Pretenders y UB40. En aquella ocasión daban a conocer un disco que empezaba a hacer historia y que les abría las puertas de lo que llegarían a ser en las décadas posteriores. Treinta años atrás Bono trepaba por los andamios de un escenario que se quedaba corto para sus carreras, entonces tenía treinta años menos. Ellos y nosotros, todos, hemos envejecido peor que unas canciones que conservan su poder de emocionar, algunas de ellas convertidas en símbolos para mucha gente y en referentes del rock de estadio.
Treinta años después los cuatro de Dublin rememoraban su disco más emblemático y, sin que nadie esperara que todo siguiera igual, volvían a reunir a 55.000 personas ante el acostumbrado escenario gigante que albergaría otro espectáculo enorme. El sonido volvía a estar a la altura de un recinto de semejantes dimensiones desde la actuación de un telonero de lujo como Noel Gallagher y sus High Flying Birds, que completó una brillante actuación en la que alternó algunos temas de Oasis (Champagne Supernova, Wonderwall…) con su más reciente repertorio, menos popular pero con canciones también fantásticas.
Y como estaba previsto, precedidos de The Whole Of The Moon de los Waterboys, fueron apareciendo por separado los cuatro músicos irlandeses rumbo al escenario pequeño en el que iniciarían el concierto con cuatro de sus clásicos más antiguos: energizantes y poderosas Sunday Bloody Sunday y New Year’s Day recordaban sus inicios con un vigor extraordinario. A continuación vendrían Bad y Pride (In The Name Of Love), la primera con un `primer homenaje a Bowie incluido, dos clásicos vibrantes de especial valor en sus directos, sobre todo para lo más veteranos.
Y tras un corto desplazamiento hasta el escenario principal la banda formó bajo la inmensa pantalla para, al resguardo del árbol protagonista, iniciar la parte central del espectáculo, la interpretación completa y ordenada del álbum homenajeado. Las imágenes creadas para la ocasión por Anton Corbijn comenzaron a deslumbrar con el mítico inicio del disco: desataban la euforia Where The Streets Have No Name que ponía la épica, I Still Haven’t Found What I’m Looking For la mística y With Or Without You la emoción, para continuar con la potente Bullet The Blue Sky y la maravillosa Running To Stand Still antes de que una renovada versión de Red Hill Mining Town, vestida de preciosos vientos y coros, completara la recreación de la cara A.
La cara B bajaba de inicio las revoluciones con los ritmos americanos de In God´s Country y Trip Through Your Wires y la bella pausa de One Tree Hill antes de desatarse en una versión explosiva de Exit, de lo mejor de la noche, con mensaje a Trump incluido. Con Mothers Of The Disappeared pusieron un emotivo broche a las canciones del 87.
Pero la noche continuó con su línea temporal y algunos de sus éxitos post-The Joshua Tree sonaron en los bises. Tras Miss Sarajevo, abierta con un directo y esclarecedor mensaje de una adolescente refugiada siria, retomarían el poder de las guitarras con tres trallazos consecutivos como son Beautiful Day, Elevation y Vertigo. Les sucedieron dos canciones de ‘Achtung Baby’, una Ultraviolet (Light My Way) dedicada a las mujeres y una inexcusable One como cierre antes de regalar un adelanto de su próximo disco, The Little Things That Give You Away, en la línea de sus últimas producciones.
Han pasado treinta años y las canciones son las que mejor los llevan, sin duda. Hace tiempo que U2 se alejó del nivel que los desmidió, ya pasó la época de los himnos automáticos y las fiebres masivas, por ello se puede opinar que han acertado al echar la vista atrás. Además, cuando tienes un disco tan completo como ‘The Joshua Tree’, puedes hacerlo. Con un espectáculo más centrado en las canciones, con menos desmesura visual y mayor presencia como banda, repitieron triunfo ante un público entregado que pudo escuchar parte de un repertorio difícil de enriquecer pero al que esperamos queden aniversarios por celebrar.