Sam Beam vuelve al redil tras sus últimos escarceos, en forma de versiones junto a Ben Bridwell (‘Sing Into My Mouth’, 2015) y duetos junto a Jesca Hoop (‘Love Letter For Fire’, 2016), y cuatro años después de un ‘Ghost On Ghost’ en el que sazonaba su música con variaciones del jazz y el R&B retoma el sonido que le granjeó el aprecio y el reconocimiento en su regreso al sello que le vio nacer (Sub Pop) y cobijó su tres primeras referencias y en el que, tras sus dos últimas grabaciones en 4AD, recupera también su sonido más distintivo.
Retoma su privilegiada habilidad para la ternura (lo que en otras manos podría resultar cursi) y las coordenadas en las que firmó sus mejores canciones y sobre las que fue creciendo desde la desnudez máxima que distinguió su debut allá por 2002. Este concentrado ‘Beast Epic’ se presenta con once piezas arregladas de forma sencilla junto a una banda de cinco músicos que arropan con calidez las jugosas melodías y las poéticas construcciones de un músico que vuelve a las raíces de su música para hacer lo que mejor sabe, que también es lo que la mayoría espera de él.
Claim Your Ghost, una porción de su habitual y delicada intensidad, abre con acierto el disco para a continuación introducir la sección de cuerdas en Thomas County Law que mantiene la talla con mayores arreglos. Bitter Truth es bonita, especialmente lograda en su estribillo, al igual que Song In Stone, con el mismo halo romántico y bellamente interpretada. Más lenta pero también emotiva Summer Clouds declara un optimismo realista antes de agilizar el ritmo en Call It Dreaming que se va iluminando a la vez que gana en intensidad, y About A Bruise, remedo de blues melódico en el que se impone el ritmo y la animación. A base de pellizcos, las cuerdas marcan el paso y la melodía en Last Night y recurre a su brillantez habitual en la menos diferente Right For Sky. La cercanía del folk recuperado nos acoge en The Truest Stars We Know y cierra con la más floja Our Light Miles.
Un buen disco en suma (otro más en su nómina) el creado por este músico ya consagrado que recurre a la tradición y a sus orígenes musicales para conformar una entrega más que completa en la que predomina el brillo de las melodías. Otra vez expone sus desarrolladas sensibilidad y poética en esta suerte de folk de cámara con el que estiliza y, aunque sutilemente, distingue este trabajo de otros anteriores.