Prosigue su marcha con calma y firmeza el quinteto madrileño que no se ha dejado cegar por los halagos que recibió su debut y que acaba de presentar el segundo capítulo de una carrera a la que es difícil adivinar límites y por la que hasta el momento no cabe más que ilusionarse. Si en ‘North’ sorprendían con una enorme demostración de talento y espíritu folk-rock y quedábamos deslumbrados por la voz y la presencia de Carolina de Juan «Nina», en este nuevo trabajo abundan en la misma fórmula para confirmar que estamos ante una realidad de la que cabe esperar todo.
Se mantiene la formación con Alejandro Ovejero al bajo, Ekain Elorza a la batería, Paco López a la guitarra y David Schulthess a los teclados escoltando a una Nina que vuelve a emocionarnos desde la vanguardia (voz y piano). También repite en la producción Jose Nortes para insistir en la pureza del sonido que tan bien resultó en su primera colaboración, si acaso con un punto más de intensidad y una mayor variedad de estilos en la que cabría incluir retazos de psicodelia o de funk. Nueve canciones, ocho en inglés y una en castellano, algo más variadas en definitiva y con algunos matices más marcados, como los arreglos de cuerdas y vientos o los coros, para engrandecer unas letras directas cargadas de desgarro y emoción.
Desde la más psicodélica Planet Earth ya se percibe un mensaje de paz e intensidad. A continuación juegan con el bajo y las voces y los arreglos en la más ligera Oh Oh, como en Another Road (Gettin’ Ready), siguiente maravilla plena de ritmo y elegancia funk. En Sargento de hierro las lágrimas son de recibo, el piano y la voz de Nina violentan las emociones en ascenso hacia un final desgarrador. La maravillosa sencillez de The Child se sirve de una bella orquestación para también emocionar y transmitirnos la paz del soul antes de cambiar el panorama con el ritmo contundente y los arreglos rock más eléctricos y actuales de Blue Eyes. En la desnudez del blues seco de Be a Man la interpretación vocal vuelve a erizarnos la piel, a la que sigue alegremente Flying Peacefully, con preciosos arreglos de viento y cuerdas, antes de volver a quebrarnos en Marry You para cerrar en lo alto, desatados de emoción y dudando de la procedencia de estas canciones, desde qué época y lugar nos alcanzan.
Se confirma así la fortuna por compartir la aparición de una banda extraordinaria que da cobijo a grandes talentos. Al modo de unos Alabama Shakes patrios (con su particular Brittany Howard al frente, apabullantes desde su debut), confiamos en que sigan creciendo con la cautela que hasta ahora han demostrado. De momento toca celebrar este ‘Air’ con el que vuelven a convencer y que nos ha dejado con las emociones (y la paz) a flor de piel.