Culminación lógica de lo que ha sido una evolución paulatina desde su mayúsculo debut en 2010, este cuarto trabajo del ex-integrante de The Czars termina por ceder completamente a la electrónica y, excepto mínimos elementos orgánicos y su siempre estimulante presencia vocal, se resuelve con un amplio repertorio de sonidos sintéticos setenta-ochenteros como referente. Más sarcástico que nunca (como puede apreciarse especialmente en el fantástico contenido fotográfico que complementa el libreto) no rehúye la actualidad (a lo largo del disco hace referencia tanto a Trump como al ISIS o a Chelsea Manning) ni las variantes de una condición personal que ha tratado en todos sus discos con enorme y descarnada sinceridad.
Tanto en «Pale Green Ghosts» (2013) como en «Grey Tickles Black Pressure» (2015) ya era apreciable la deriva electrónica de su música pero sin duda ha sido este último trabajo el que la culmina. Producidas por el propio Grant junto a Ben Edwards (Benge) y el componente de Midlake (que también participó en su mencionado debut «Queen of Denmark») Paul Alexander, sus diez cortes integran un conjunto que alterna con naturalidad el humor y el drama sin renunciar en ningún momento al exceso. El arranque lo deja claro, percusión e histrionismo vocal pueden asustar de inicio con Metamorphosis pero ya en Love Is Magic se afirma la inconfundible presencia vocal del de Denver junto a los sintetizadoires y programaciones que protagonizarán el conjunto del disco. La parte central la componen Tempest, la bailable y entretenida Preppy Boy, el tecno de mayor intensidad de Smug Cunt y el synth-pop lúdico y animado de He´s Got His Mother´s Hips. Un extenso parlamento centra Diet Gum que abre el interesante trío de cierre compuesto por Is He Strange (bella y emocionante), la original The Common Snipe y la liviana despedida al piano de Touch and Go.
Canciones largas que no se hacen largas componen un disco que va cogiendo temperatura a medida que avanza. Desarrollado en base a una electrónica que toma como referencia los orígenes del género, no puede evitar el contagio de las emociones que transmite tanto con su voz en solitario como con los juegos que la acompañan. Con otro derroche de personalidad supera Grant una nueva prueba en su revirada trayectoria, que si bien puede no haber consolidado la dirección que señalaban sus inicios, igualmente sigue acumulando argumentos de calidad para la satisfacción de diferentes gustos.