Esta talentosa formación vuelve convertida en trío después de un amenazante parón de cinco años que tras el magnífico «El viaje del sonámbulo» a punto estuvo de prolongarse indefinidamente pero, reunidos a principios de año para tocar dos noches en la ‘Joy Eslava’, y más que satisfechos con la acogida, decidieron reemprender una carrera no exenta de complicaciones que siempre ha contado con un público fiel que continuaba sediento de nuevas canciones.
Después de un personal trabajo en solitario de su líder Marcos Cao y embarcados en la Billy Boom Band, proyecto destinado a un público familiar, se han rodeado de un equipo de producción de lujo (Santos & Fluren de ‘Blind Records’ más el omnímodo Ricky Falkner) para grabar una nueva serie de composiciones de pop diáfano aderezado con ligeras incursiones por una electrónica bailable que no margina otros componentes clásicos como las guitarras, los teclados ni unos cuidadísimos juegos vocales.
Este nuevo trabajo cuenta con piezas que beben de la disco y el funk, como la apertura con Merece la pena, otras bellezas ligeras no exentas de intensidad como Maratón o Me gustas tú, cuyo arpegio de guitarra y su hermosa melodía salvan un arriesgado flirteo con lo cursi, o La fiesta del delirio, un medio tiempo bailable que protagonizan los teclados. Error de cálculo gana en potencia a base de ritmo y guitarras, en la línea que mantienen la enérgica Jaque mate y la más rápida Solo nos queda bailar. Una curiosidad de excelente resultado es Arroyo claro (basada en el poema de Lorca «Balada de la placeta»), grande sobre todo en su concepción vocal (colaboración de Marc Ros de Sidonie incluida). Pájaros arranca con una desnudez de teclados y cuerdas que culmina en brillante intensidad y, con la excelente sensación de una lograda caricia melódica, echan el cierre al abrigo de Alma de fuego.
Banda a reivindicar, brillante en los límites que ellos mismos han establecido y puntera en ese territorio que bascula entre el pop y el indie, vuelven a cuidar al máximo la factura de unas canciones tan románticas como bailables. Un placer redescubrir sus habilidades melódicas que confiamos pronto reciban un mayor reconocimiento que les lleve a girar más ampliamente y con mayor éxito.