The Kinks, «The Kinks Are the Village Green Preservation Society»

Estamos muy acostumbrados a la reedición de discos clásicos acompañados de suculentos extras, descartes, otras tomas, remasterizaciones, etc. Dependiendo de la vinculación con la banda o el artista, si eres seguidor o seguidora, puede que tengas esos discos y no te aporten nada nuevo. Pero también se da el caso de descubrimientos a través de estas reediciones. No hace muchos años que me sumergí en The Kinks, la banda de Ray Davies, Dave Davies, Mick Avory y el fallecido Peter Quaife, la formación original de los británicos. Abanderados de la «British Invasion» y con una trayectoria de décadas, marcada por la tormentosa relación entre los hermanos Davies, The Kinks son fascinantes porque conjugan numerosos estilos e influencias. La jugosa reedición de uno de sus clásicos, The Kinks Are the Village Green Preservation Society en su cincuenta aniversario ha permitido a unos cuantos descubrir este excelente disco de carácter conceptual y uno de los puntos de inflexión de su carrera. Ojo, era el sexto disco de la banda en cuatro años. Ya sé que era otra época, que se grababan discos a gran velocidad, pero habla a las claras de la pulsión de Ray Davies, compositor de la banda. Es un disco que nos presenta a una formación que mira hacia el pasado y hacia el costumbrismo más británico, con reminiscencias del Folk y del Music Hall, a tiempos y espacios perdidos. Y les sale de forma fantástica, te lleva a esas imágenes que sólo puedes conocer a través de las películas inglesas, la de las casas de hileras, la campiña inglesa con sus pubs de pueblo y todos los tópicos que queramos, luego Blur tratarían de hacer lo mismo pero esa es otra historia. El disco original contenía quince canciones que no superaban en su conjunto los cuarenta minutos, casi todas ellas por debajo de los tres minutos. En la reedición de doble CD se suman nueve temas más que habían salido en otros discos, caras b, etc., y en la versión Mono del disco las novedades llegan a la decena.

Los y las fans de The Kinks dirán que cómo no habíamos llegado antes a este disco, y con razón. El comienzo con la vital, optimista y costumbrista «The Village Green Preservation Society» da paso a una brutal «Do You Remenber Walter? donde hay reminiscencias beatlelianas. «Picture Book» es una gran obra de Pop y en «Johnny Thunder», otro clásico, vuelven a predominar las acústicas. «Last of the Stearn-Powered Trains» es más rockera y cuenta con influencias del Blues pero es «Big Sky» una de mis favoritas, tiene un punto Folk pero también más oscuro con ese fraseo de Ray Davies. El piano tipo «de variedades» de «Sitting by the Riverside» cierra la primera cara del disco.

La segunda la abre la muy costumbrista «Animal Farm» a la que siguen «Village Green», más barroca, y un temazo Pop como es «Starstruck», otro de mis favoritos del disco, con las cuerdas aportando un toque de distinción. «Phenomenal Cat» es una de las canciones que mejor mantiene el espíritu del disco, combinando el tono barroco con una cierta visión burlesca. «All My Friends Where There» es fantástica, el tono de celebración comunitaria asociada a uno de los tópicos británicos. En «Wicked Annabella» canta Dale Davies y cuenta con un tono psicodélico, más acorde a la época en la que fue grabado el disco. También es diferente «Monica», con reminiscencias caribeñas que le quedan muy bien, dando paso al cierre con la excelsa «People Takes Pictures of Each Other», una canción adictiva con ese piano que se acelera y en la que destaca la forma de cantar de Ray.

Los extras de este primer CD, que es en el que nos centramos, nos presentan la melancólica «Days», la más cercana a a los sonidos de sus inicios «She’s Got Everything», una maravilla, y «Mr. Songbird» que recuerda más al disco, especialmente por esa vuelta a los sonidos del Music Hall. En esa misma línea se sitúa «Wonderboy» que es muy festiva y «Polly» es una canción Pop más ambiciosa. En «Berkeley Mews» nos encontramos una canción en ascenso que también deriva hacia el Pop, mientras que el cierre es para tres temas como «Rosemary Rose», destacando en el mismo la forma de cantar de Ray, la campestre «Misty Water» aunque también con derivas Pop, y la muy teatral, sección de vientos incluida, «Till Deaths Us Do Part».

Sí, nos dejamos las canciones del segundo CD, pero habrá tiempo de volver a The Kinks que luego irían sumando Arthur (Or the Decline and Fall of the British Empire) (1969), otro de esos discos clásicos de aroma pero que muy británico, en el que John Dalton sustituiría al bajo a Peter Quaife que abandonaría la formación para poner en marcha otro proyecto. The Kinks Are the Village Green Preservation Society, un pedazo de disco que te atrapa.

 

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