Siempre es una alegría recibir nuevas canciones de The New Pornographers; especialistas en colorear la vida y contagiar buenas vibraciones con su propuesta energizante y llena de un vigor infeccioso. Comandados por A.C. Newman en solitario, que se reserva las labores de producción, y sin la presencia de Dan Bejar desde que abandonara indefinidamente el combo en 2016, vuelven a contar con la contribución de fieles como Neko Case, Blaine Thurier o John Collins además de otras aportaciones como las de Kathryn Calder o Simi Stone (fantásticas como siempre las voces femeninas) o Todd Fancer y Joe Seiders hasta completar una numerosa formación que, junto al quinteto de cuerda Strength Of Materials, consigue remontar parte del terreno que perdieron con un ‘Whiteout Conditions’ que en 2017 nos dejó más fríos de lo habitual.
Insisten en su apuesta por guitarras y teclados, por la combinación de electricidad y electrónica, además de servirse con acierto de sus múltiples posibilidades vocales, principalmente femeninas en alternancia con la de A.C. Newman, para recuperar su característico poderío rítmico y los contagiosos influjos powerpoperos y transmitir de nuevo el frescor y el entusiasmo que tan bien saben producir en el lejano Canadá.
Raudales de ritmo y volumen, y voces femeninas, desde el cálido e impetuoso inicio con You´ll Need a Backseat Driver, al igual que en the Surprise Knock, con más teclados y potencia en el estribillo. Protagoniza el bajo una bailable Falling Down the Stairs of Your Smile en la que teclados y electricidad hacen el resto y los teclados abren el paso a la contundencia rítmica y las cuerdas en la también convincente Colossus of Rhodes. Trae algo de calma, de desesperación e incluso despecho, Higuer Beams, que va creciendo en intensidad eléctrica, antes de reactivar las cuerdas y coros en la contundente Dreamlike and on the Rush. El piano casi en crudo acompaña a la voz de Newman en You Won’t Need Those Where You’re Going y una superposición de voces recupera a espuertas la vitalidad en Need Some Giants. En la melódica Opening Ceremony abundan los sintetizadores cálidos para dar paso al inicio avasallador de One Kind of Solomon y concluir con la brillantez de la igualmente potente, aunque de una emoción más sencilla, Leather On the Seat.
Así como en otros discos pecaban de una cierta irregularidad, alternando temazos con otras canciones menos inspiradas, en esta octava referencia redondean un conjunto en el que apenas se permiten bajar el nivel. Otra fiesta de variadas sensaciones, otra lanzadera de emociones bulliciosas, óptima para coger impulso en días de bajona, que vuelve a situar al veterano supergrupo canadiense en el lugar que les corresponde como fidedigna referencia del mejor y más animoso pop norteamericano.