Llegaron para salvar el rock y vuelven a salvarlo con cada uno de sus trabajos, como el que se espera para este próximo 29 de octubre. Infalibles hasta la fecha, los discos de Arcade Fire son esperados con enorme expectación tanto por críticos como por seguidores que parecen rendidos de antemano ante el genio de Win Butler y compañía. El que viene será su cuarto trabajo de estudio y una reválida en la que la exigencia será máxima; han sido los últimos en subirse al carro de los grandes y no debería haber contemplaciones con ellos por parte de la crítica, pero no adelantemos acontecimientos y analicemos brevemente cual ha sido su trayectoria de apenas diez años antes de avalanzarnos sobre Reflektor.
Su acceso a la fama vino por la vía de un indudable mérito musical además de unos padrinos de lujo: David Bowie hablaba maravillas de Funeral cuando nadie los conocía y poco después Wake Up empezó a abrir los conciertos de U2 durante el Vertigo Tour (aún recuerdo el impacto que me causó este tema antes de que Bono y compañía saltaran al escenario de Anoeta en el año 2005). Lo cierto es que Funeral fue escalando peldaños hacia la popularidad con la seguridad que daba su excelente contenido y la lentitud provocada por su escasa repercusión en medios masivos hasta que los padrinos antes mencionados los pusieron en el mapa. Para entonces la crítica ya se había rendido a un trabajo que contenía la energía a raudales de temazos como Neighborhood 1 (Tunnels), Neighborhood 3 (Power out) o Rebellion (Lies) además del imprescindible Wake Up que de inmediato se confirmó como el primer himno producido por el rock del nuevo siglo. Pero el disco no hacía concesiones a la galería: combinaba canciones enérgicas y contundentes como las antes mencionadas con otros temas más intimistas (Crown of love), las influencias folk con los ritmos exóticos (Haiti), alternaba tanto la voz de Win Butler con la de su esposa Regine Chassagne como el inglés con el francés… en definitiva sorteaban el eclecticismo de entrada para presentarse con una propuesta variada y poderosa que no podía fallar. La crítica se rindió a sus méritos y el público se les fue aproximando poco a poco hasta auparlos al lugar de privilegio que vienen ocupando desde entonces.
Recuerdo pocos casos en que un segundo trabajo fuera esperado con una expectación semejante a la que creó el lanzamiento de Neon Bible. Era marzo de 2007 y apenas habían pasado tres años desde que los siete canadienses debutaran en el negocio musical, pero lo habían hecho con tal consistencia que inmediatamente se consolidaron entre la élite del rock alternativo y llamaban a las puertas de mayores cotas de audiencia. La fórmula que emplearon en Neon Bible apenas varió de la de su anterior disco y el resultado fue semejante pero sin el novedoso efecto de su presentación; el contenido volvía a ser enorme y variado, interpretado principalmente por instrumentos tradicionales y en el que la voz de Butler ganaba algo de protagonismo. Su propuesta se conservaba tan impetuosa como en su anterior trabajo y seguían con su lenta aproximación a los grandes escenarios sin perder un ápice de frescura ni credibilidad. Temas como Keep the car running, Intervention, Windowsill o No cars go reclamaban su espacio en un joven repertorio que ya contaba con éxitos suficientes para compararlos con bandas de mayor recorrido y que, con su siguiente disco, los auparía sin remedio a la élite que llena grandes recintos y goza de los coros de un público entregado.
Con The Suburbs (2010)la promoción fue mayor, eran más grandes de lo que hubieran podido imaginar a estas alturas y los medios con los que contaban habían crecido en la medida de las expectativas que creaban con cada nuevo lanzamiento. Y regresaron sin medias tintas, con un trabajo largo (dieciseis temas) inspirado en la infancia de los hermanos Butler y manteniendo el elevado nivel de calidad al que nos habían acostumbrado. Lo cierto es que seguían sin variar su en apariencia inagotable fórmula musical y tampoco parecía necesario. Seguían componiendo canciones enormes y ampliando un repertorio de auténtico lujo con temas como Ready to start, Rococo, City with no children o Suburban war.
Tres trabajos de gran calidad con los que han delimitado una carrera sin mancha hasta el momento la cual, según todo parece indicar, se han propuesto renovar con el cuarto trabajo, Reflektor, antes de que la amenaza del estancamiento comience a hacerse notar. Y lo hacen con un doble cd producido junto a James Murphy, ex-líder de la banda electro-dance LCD Soundsystem, lo que parece una evidente declaración de sus intenciones renovadoras. Con una inicialmente intrigante promoción relacionada con su logo, empezaron goteando extractos de canciones y posteriormente canciones completas hasta presentarlo íntegro, cuando falta menos de una semana para su lanzamiento mundial, en un video de ochentaycinco minutos ante el riesgo de una filtración previa. Pero nosotros aguardaremos a tenerlo en nuestras manos para escucharlo con la atención que se merecen y detallar las sorpresas con las que esperamos encontrarnos en lo que sin duda es uno de los lanzamientos del año.