Brujería (2019) es uno de nuestros discos favoritos de lo que llevamos de temporada. La Bien Querida, Ana Fernández-Villaverde, está trabajando en nuevas canciones y uno se emociona pensando en que pueda haber pronto una continuación de aquella maravilla, de momento ha presentado el nuevo single «Un gatito». Mientras vemos si La Bien Querida avanza hacia nuevas canciones, toca echar la vista hacia atrás e ir recuperando algunos discos suyos que nos hemos perdido en el pasado. En este caso es el turno de Premeditación, Nocturnidad y Alevosía que publicó en 2015 tras haberlos sacado meses antes como maxi-singles. Este disco se sitúo entre Ceremonia (2012) y Fuego (2017), y supone un sonido más electrónico que el de Brujería. De nuevo con David Rodríguez, es un trabajo muy cohesionado y coherente, con letras de amor y de desamor, más de las segundas, que son auténticos trallazos, junto con la voz de Fernández-Villaverde que va aportando diferentes texturas.
El comienzo es para una sobresaliente «Poderes extraños» que cuenta con un sonido electrónico de sintetizadores pero es una canción Pop de fondo, una letra fantástica y una forma de cantar de ella impresionante. En «El origen del mundo» apuesta por una base más electrónica todavía, incluso machacona, un un tono de voz más oscuro. Y ojo a «Alta tensión», lo mejor del disco, una letra brutal, sonido más ambiental pero de nuevo sumido con cierta oscuridad. En «Disimulando» hay un toque folklórico en la forma de cantar que contrasta con las bases electrónicas y en «Ojalá estuvieras muerto», título explícito donde los haya, las bases electrónicas vuelven a ser dominantes. «Encadenados» sigue el mismo tono anterior en otra canción notable.
«Carretera secundaria» ahonda en el desamor con una letra descarnada y unas bases electrónicas que refuerzan el mensaje. En «Crepúsculo» es más atmosférica, sigue la línea argumental de las letras anteriores y, aunque crezca el sonido, lo deja en un tono minimalista. «Música contemporánea» cambia el tempo del disco, a pesar de comenzar de forma más oscura, se va hacia tonos más livianos e incluso incorpora guitarras. En «Vueltas» vuelve a contrastar a base electrónica con su forma de cantar, con una canción que también cuenta con una de las letras más conseguidas. «Geometría existencia» posee unas guitarras de tono industrial, es más potente en ese sentido, que también contrastan con la forma de cantar. Y el cierre es para otra cima del disco, «Muero de amor», una barbaridad melódica que nos enlazaría más con el tono de Brujería, letra de nuevo a destacar y una canción en la que incorpora cuerdas y más épica.
Como decíamos, vamos a ir recuperando el tiempo perdido con los discos anteriores de La Bien Querida, una artista a la que no le habíamos prestado la atención que merece, y que tiene trabajos tan fantásticos como el que recuperamos en esta entrada de Los Restos del Concierto.