Hace unas semanas nos despertamos con la terrible noticia del fallecimiento del gran actor Philip Seymour Hoffman. A estas alturas, todo se ha escrito y dicho sobre el considerado «mejor actor de su generación», que a través de decenas de películas llenaba la pantalla, incluso en películas mediocres. Secundario de lujo, triunfador protagonista con «Capote» (2005), inolvidable en «Boogie Nights» (1997), «El Gran Lebowski» (1998), «Happiness» (1998), «Casi famosos» (2000), «Antes de que el Diablo sepa que has muerto» (2007) (una de nuestras favoritas, sin duda), «La duda» (2008), «Los Idus de Marzo» (2011), «Moneyball» (2012) o «The Master» (2012). Pero aquí vamos a rendirle homenaje a través de una película que tiene una banda sonora impresionante, una de las mejores películas que se han rodado en las dos últimas décadas: «Magnolia» de Paul Thomas Anderson, que contó con Hoffman en prácticamente todas sus películas.
Anderson es uno de los directores más personales e independientes del mundo del cine, construyendo películas de larguísima duración, existencialistas y afixiantes por momentos, en las que la condición humana ocupa un lugar central, con todas sus grandezas y, especialmente, sus miserias. Su primer largo fue «Sidney» (1996), pero sería con el retrato de la escena porno de finales de los 70 y principios de los 80 que fue «Boogie Nights» (1997), cuando Anderson se convierte en una de las grandes esperanzas del cine norteamericano. En «Magnolia» (1999) ascendería un escalón, pero de eso hablamos luego. Con «Punch-Drunk Love» (2002) patinó, pero se recuperó, y de qué manera, con «There Will Be Blood» (2007, en España «Pozos de Ambición»), un película que te instalaba en el desasosiego, y que se hizo con dos Óscar, uno para Daniel Day-Lewis. Su último trabajo hasta la fecha fue «The Master» (2012), soberbio trabajo en el que destacaba el duelo interpretativo entre Joaquin Phoenix y Hoffman.
Pero volvamos a «Magnolia», la película que consagró a Anderson. Esta extensa película, dura más de tres horas, contaba con un reparto coral con los nombres de Hoffman, Julianne Moore, William H. Macy, John C. Reilly, y un sorprendente Tom Cruise, en el que está considerado como uno de sus mejores papeles, el «vendedor de autoconfianza para ligar» misógino y machista. La película es una barbaridad, un retrato de un mundo que se quedó corto, en el que los personajes se ven atrapados en una serie de historias entrecruzadas. Siguiendo la estela de la también clásica «Vidas Cruzadas» (1993) del maestro Robert Altman, donde adaptaba relatos del impagable Raymond Carver, Anderson nos ofreció una de las grandes películas del cine contemporáneo. Muchos y muchas recordaremos esa impactante imagen de la lluvia de ranas, entre decenas de escenas redondas e interpretaciones sobresalientes. Un guión complejo y muy difícil que sitúo a Anderson en una posición privilegiada.
Hoffman contaba con uno de esos papeles, el del enfermero del terminal Jason Robards, que tenía que sostener el escenario generado con su esposa, Julianne Moore. A Hoffman le tocó uno de esos papeles apocados, determinado por su físico, el del «buen chaval» que estaba allí, pero se comía una vez más la pantalla. La interpretación de Hoffman estaba también entre lo más destacado de «Magnolia», algo muy difícil con todo lo que había alrededor.
Y «Magnolia» no hubiese sido lo mismo sin la Banda Sonora, formada casi en su totalidad por canciones de la cantante Aimee Mann, una intérprete que merecería más suerte. Mann aportó un total de nueve temas, aunque sólo dos fueron compuestos para la ocasión. Entre todos ellos había una versión de Harry Nilsson («One»), y una serie de temas sobresalientes: «Save Me» fue nominada al Óscar, «Deathly», «You Do» y, especialmente, «Wise Up», una canción preciosa que en la película es cantada por los protagonistas, un momento que podía haber quedado muy mal pero que Anderson resuelve de forma impecable. Todos los temas de Mann son de una delicadeza extrema, como su voz, y encajan a la perfección con la película. La Banda Sonora se completa con dos clásicos de Supertramp, «Goodbye Stranger» y «Logical Song», algo curioso.
Philip Seymour Hoffman nos ha dejado, pero siempre quedará su cine, y películas como «Magnolia», una obra maestra del cine moderno, y con unas canciones de Aimee Mann que son una delicia, una artista que, como hemos señalado, habría merecido mejor suerte.