Kobetamendi, Bilbao, BBK Live, 12 de julio de 2014
Bilbao ha conseguido convertirse uno de los festivales más importantes del panorama estatal y este año, por primera vez, lograban colgar el «Sold Out». Nosotros, teníamos apuntado en rojo el 12 porque el cabeza de cartel eran The Black Keys y porque había grandes grupos que nos interesaba ver. Se quedaron fuera de ese día Conor Oberst, Dawes, Franz Ferdinand o Vetusta Morla, otra vez será. Nos hacía ilusión subir de nuevo a Kobetamendi y disfrutar de esas vistas tremendas de Bilbao, una ciudad que vivía el festival desde comienzos de la semana, como pudimos comprobar por otros motivos. Se inició el día lluvioso pero las previsiones marcaban que iba a aclararse a partir del mediodía, como así fue. Pasear por el Casco Viejo y el centro de Bilbao era coincidir con asistentes al festival, donde predominaba la imagen «hipster», si es que podemos llamarla así. Nos subimos de nuevo a los autobuses que salían justo al lado de San Mamés para llegar a Kobetamendi. Allí, a medida que ascendíamos al recinto desde donde nos dejó el bus, los años empezaron a sumarse, y no por las cuestas sino por la media de edad que nos rodeaba. BBK Live tiene un público muy diverso, pero también joven, a diferencia por ejemplo de Azkena. Con una fuerte presencia de público extranjero y gente acampada, todavía eran las primeras horas del sábado y el recinto estaba semivacío.
Hay que tener en cuenta el cambio experimentado por los festivales. Ahora también son un parque temático de las nuevas tendencias tecnológicas (omnipresentes en todo el festival), de marcas comerciales y de todo lo que se nos pueda ocurrir. En algunas ocasiones, tienes la impresión de haberte metido en otra cosa, pero es la evolución de estos festivales. Incluso que para mucha gente es un acontecimiento social, que no tiene que ver con la música, incluso pudimos ver varias despedida de soltero/a, con lo que ello conlleva. Pero, volviendo a lo importante, que es la música, lo peor que le puede pasar a una banda es tocar en esas primeras horas, sin apenas público en un recinto grandísimo y con parte de los asistentes, bueno, los que quedaban, en la indiferencia.
Es lo que les pasó a Elliott Brood, veterana banda canadiense que, con una propuesta folk y del «americana» cuenta con discos más que interesantes y que nos convencieron, a nosotros y a algunos que estaban allí. Tras su breve actuación, nos dirigimos al segundo escenario donde tocaban Skaters, una gente que no conocíamos y que eran unos clones musicales de The Strokes, con una estética muy nueva ola de finales de los 70 y comienzos de los 80, mangas de las camisetas cortadas incluidas. Aquello no nos llamó mucho al cabo de dos temas y por recomendación de nuestro amigo Andrés García (El País, Rockdelux, etc.), fuimos a otro escenario a ver a los locales, concretamente de Mungia, Belako. Y aquello sí que sonó muy bien, una propuesta que se ha ganado a la crítica y que ofrece temas que combinan el rock con una base electrónica que no te deja indiferente. El público respondió y nosotros anotamos el nombre porque les vamos a seguir.
Kobetamendi iba llenándose cuando tocaron Los Enemigos, unas de las bandas clásicas del rock español. Los Enemigos no congregaron a muchos «hipsters» y sí a un público maduro que cantó las canciones de Josele Santiago y compañía, entre las que no faltaron sus clásicos como «Septiembre», «Yo, el Rey»,»An-tonio», «La cuenta atrás», etc. Y mientras Los Enemigos tocaban sus canciones para un público reducido, la gente estaba tomando posiciones en el segundo escenario para ver a Band Of Horses. Casi me atrevo a decir que repitieron su concierto de 2011 en Azkena, con todos sus hits y olvidando el menor «Mirage Rock» (2012), pero se les notó un poco cansados, fue un concierto correcto que tuvo electricidad y que emocionó a parte del público femenino cuando sonó «The Funeral», pero nos quedamos con ganas de algo más.
Para ese momento, allí no cabía nadie más. Cogimos una buena posición cuando comenzaron los sorprendentes The Lumineers, una banda que no contaba con un pedigrí suficiente para su posición en el cartel y la duración de su concierto. No esperábamos mucho pero nos ganaron con su folk y con grandes canciones, destacando su éxito «Ho Hey», pero había más. Y la imagen del día fue Wesley Schultz, el carismático cantante de la banda, que se metió entre el público con una silla para cantar dos temas, como lo oyen. Finalizados The Lumineers, tocaba una larga y nerviosa espera de casi cuarenta minutos para ver a The Black Keys.
Y allí salieron Dan Auerbach y Patrick Carney, junto a dos músicos de acompañamiento, a demostrar en poco más de hora y media (es lo que tienen los festivales) que ellos están ya muy arriba, y vaya si lo están. Con un Carney aporreando sin compasión la batería y un Auerbach que demostró su virtusiosmo y una voz que aguanta muy bien el directo, dieron rienda suelta a canciones sobresalientes. Por allí pasaron sobre todo temas de «Brothers» (2010), «El Camino» (2011) y «Turn Blue» (2014). Con la gente entregada y revolucionada en canciones como «Next girl», «Thingten Up, «Howlin’ for You», «Dead and Gone», «Gold on the Ceiling» o «Little Black Submarines», aquello se terminó de desmadrar con la atemporal y clásica «Lonely Boy». Daba miedo estar allí dentro, y daba miedo mirar a las pantallas. Pero lo que más nos gustó fue el final, cuando se quedaron ellos dos solos con la gran «I Got Mine», del «Attack & Release» (2008), que es lo que debían ser The Black Keys antes del éxito masivo, ese diálogo entre Auerbach y Carney, que nos dejó con ganas de más. No teníamos dudas, pero The Black Keys ya están en lo más alto y lo demostraron con creces en un concierto soberbio.
Extasiados por The Black Keys, con el frío cayendo sobre Bilbao, nos fuimos a ver un poco a los burgaleses La M.O.D.A., un combo folk que recuerda a The Pogues y con una gran fortaleza en directo. Aquello se iba conviertiendo en una fiesta, mientras que en el otro escenario seguían MGMT. Pero tocaba bajar el monte y regresar a casa, todavía impactados por The Black Keys y reafirmados en nuestra fe en el rock and roll. Y toca esperar qué programan para el año que viene, se admiten apuestas y la primera que hacemos es Foo Fighters. Hagan juego.
Gracias por la mención Sergio! Coincido con tu crónica. Belako tienen mucha clase. Y Black Keys muy buenos, aunque el sonido, como el de MGMT, bastante flojo.
Hola Andrés, deseando de leer tu crónica. En cuanto a Belako, fueron de lo mejor del festival, una pasada. El sonido de The Black Keys también parecía que iba por zonas, pero algo no les funcionó en general porque el de Band Of Horses tampoco fue una maravilla, ni el de Los Enemigos. ¿Apuestas por Foo Fighters para el 2015?. Abrazos
No estarían nada mal Foo Fighters en 2015. Nunca les he visto y sería un buen concierto. Estaremos expectantes. Un abrazo
Yo me apunto a Foo Fighters, creo que ya no les quedan muchos más por poner en el cartel, empezar a repetirse, pero en octubre hay disco. Abrazos