Lo confieso, me encontraba ante uno de los discos que más miedo me daban de los últimos meses. Recapitulemos. Hace un par de años, Handwritten (2012) nos sorprendió al mostrarnos a una banda de una gran musculatura y canciones rock muy interesantes. De ellos sabíamos que estaban apadrinados por el propio Bruce Springsteen, y ojo que tiene un punto gafe el Boss (recordemos a los pobres Marah). Nos acercamos a sus discos anteriores y descubrimos que los tres superaban a la más masiva entrega de 2012: Sink or Swin (2007), The ’59 Sound (2008) y American Slang (2010). Aquí había una banda que nos atraía más, aunque seguíamos muy contentos con Handwritten. Y llegaba la quinta entrega de la banda liderada por Brian Fallon, un disco que tenía la duda de mostrarnos qué línea iban a seguir o si volvían a los orígenes. The Gaslight Anthem estaban encaminados a la primera línea del rock, de hecho ya fueron número 1 del Billboard en Estados Unidos con Handwritten, pero con Get Hurt…con Get Hurt se quedan en el 4 y nos presentan un trabajo que ha sido recibido con críticas regulares y malas y con pocos parabienes y valoraciones favorables. Parece que Fallon ha decidido dar un salto adelante, pero para hacer un rock que en algunas ocasiones sigue los clichés más manidos del género, y con una producción que tampoco acompaña, y eso que Mike Crossey fue responsable de los primeros discos de Arctic Monkeys y ha trabajado para Foals y Jake Bugg, entre otros. A ello se suma que es un disco de divorcio, el del propio Fallon, y que marca el disco, contando con una de las portadas menos afortunadas que yo recuerde.
El comienzo con ‘Stay Vicious’ apunta maneras, un rock contundente que pierde fuelle en el estribillo. En ‘1.000 Years’ hay una vuelta a Handwritten pero con ‘Get Hurt’, un medio tiempo muy producido, empiezas a cambiar el gesto. ‘Stray Paper’ es de lo mejor del disco, al igual que la más acelerada ‘Helter Skeleton’. Pero ‘Underneath the Ground’ decepciona, un medio tiempo muy pop que no casa con el estilo de la banda. Con ‘Rollin’ and Tumblin’ y ‘Red Violins’ se mejora pero el disco no consigue despegar.
‘Selected Poems’ es una de las canciones que menos nos convencen, que parece que va a ir a más, pero se queda en eso. ‘Ain’t That a Shame’ sigue con las medianías, no entiendes qué están haciendo, y con la lenta ‘Break Your Heart’ se alcanza el nivel más bajo de todo el disco. Superar lo anterior era fácil, ‘Dark Places’ lo consigue, pero tampoco es nada destacable. Si tienes la edición Deluxe, te obsequian con tres temas más, que alargan la decepción: ‘Sweet Morphine’, otro medio tiempo que no aporta nada; destaca ‘Mama’s Boys’, que es la canción más springsteeniana del disco, comienzo con armónica incluido; y terminan con la intrascendente y sobreproducida ‘Hallowen’.
Nuestros peores temores se han confirmado y aunque queríamos no creerlos, aunque queríamos encontrar motivos para la esperanza, pues ha sido que no, y eso que te agarras a cualquier estribillo, acorde o giro para seguir escuchando el disco. Y ojo, que no estamos en contra de que cada grupo y artista lleve a cabo tantos giros estilísticos y evolucine como quiera, pero esto no. The Gaslight Anthem han desperdiciado una buena oportunidad de saltar a la primera línea y, lo peor, se alejan de la potencia mostrada en sus inicios. Nosotros seguiremos creyendo en ellos y buscando cosas positivas en Get Hurt pero, ¿y si la maldición que rodea a todos los grupos emergentes que abraza Springsteen es cierta?