Vuelve Neil Young otra vez a Los Restos del Concierto, casi que le vamos a tener que dar plaza fija. Y es que el ‘tío Neil’ no para, o más bien no puede parar, pero eso también implica que las cosas no salgan tan bien. Lleva unos meses bastante ajetreados, comenzando por su inesperado divorcio de Peggi Young, que dejó en estado de shock a la comunidad de seguidores de Young. Y es que eran treinta y siete años de matrimonio, y aguantar a Neil no tiene que ser nada fácil, junto con la circunstancia de la discapacidad de su hijo Ben. Parece que la causa del divorcio ha sido la relación de Neil con la actriz Daryl Hannah. También se ha enfrentado a David Crosby, señalándose que ha sido por esa relación precisamente, así como Graham Nash, imposibilitando un nuevo encuentro de Crosby, Stills, Nash & Young, aunque con Neil ya sabemos que estas cosas cambian de un día para otro. En los últimos días, Neil Young también se ha visto envuelto en la polémica tras ser la imagen de la nueva campaña de la marca Supreme, protagonizando incluso una camiseta. Y todo ello sin dejar de promocionar su aparato reproductor de música Pono. Ahí es nada, y tiene tiempo no sólo de sacar a mediados de año su trabajo vintage con Jack White, sino un nuevo disco a finales de 2014.
Y llegamos a Storytone, ese disco que señalábamos. Neil ha tenido grandísimos aciertos y algunos buenos patinazos. La cosa no pintaba bien cuando decía que quería grabar con una orquesta, y no es que tengamos nada en contra de las orquestas, ni mucho menos, pero conociendo a Young…En fin, que le ha salido un disco flojito, con pocas cosas destacables. Además, si no quieres taza, taza y media ya que además del disco con orquesta, también aporta disco acústico, muy desnudo él. Sin embargo, las canciones no se sostienen, algunas logran destacar, pero es que el nivel es bajo. Es un disco aburrido y poco atado. Algunas canciones ganan más en acústico, otras en la versión orquestal, y otras en ninguna de las dos.
‘Plastic Flowers’ en acústico todavía tiene un pase, pero con la orquesta te aburre soberanamente. ‘Who’s Gonna Stand Up?’ parece que en acústico va a levantar el disco, pero también orquestalmente se cae. ‘I Want to Drive My Car’ (de nuevo sus coches…) es más country y luego la transforma en otra cosa en plan Big Band, pero no despega. ‘Glimmer’ es de lo peor del disco, en sus dos versiones, al igual que ‘Say Hello to Chicago’.
‘Tumbleweed’ es de lo mejor del disco en su versión con ukelele, cayendo en la interpretación con la orquesta. ‘Like You Used to Do’ tiene un interesante toque Blues y en la otra versión lo lleva al Swing, acertadamente además. ‘I’m Glad I Found You’ es otro de los momentos muy flojos, en todos los sentidos. El disco termina, en sus dos vertientes, con las dos mejores canciones de todo el trabajo: ‘When I Watch Sleeping’, en la versión acústica con protagonismo de la harmónica, y ‘All Those Dreams’, que inicialmente nos recuerda al trabajo de A Letter Home (2014).
En fin, que nuestros peores temores se confirmaron. Un disco sin alma que no ha sido muy bien recibido por la crítica, y al que le fallan las canciones, no la orquesta o lo acústico. Neil ya ha anunciado que está preparando algo con los hijos de Willie Nelson, para seguir el ritmo. Esperemos que remonte el vuelo porque con Storytone nos ha dejado un regusto amargo, y mira que hemos intentado encontrarle algo, pero no.