Aupados y barridos por el grunge o el caso de Soul Asylum

Cuando un estilo hace su aparición, o alcanza un nuevo estatus, hay dos caminos para copar el mercado: nuevas bandas o artistas y bandas y artistas veteranas que son puestas en valor. El grunge en la primera mitad de la década de los noventa tuvo mucho de ambas vías, pero con salvedades importantes. Todo el mundo está de acuerdo en señalar la irrupción de Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice In Chains como los cabezas de cartel del movimiento. Tras ellos, y en muy pocos años, surgieron «imitadores» más o menos afortunados, grupos que debían su ser a seguir esa senda. Ejemplos: Stone Temple Pilots, Candlebox, Collective Soul, etc. Pero el grunge tenía un problema: se identificaba no sólo con un estilo y una estética, también con valores como la independencia o la autenticidad y, especialmente, lo alternativo. Y en este saco cayeron muchos. Inmediatamente, las majors rebuscaron todos los grupos que se pudiesen ubicar en ese escenario y, de esta manera, grupos que llevaban años y discos de carrera fueron fichados y publicitados, aunque sus estilos tuviesen poco que ver con el grunge. Subieron mucho y su fama fue efímera, aunque siguieron su carrera. Son casos como el de The Lemonheads o el del grupo que nos ocupa: Soul Asylum.

Soul Asylum ya eran una banda veterana a comienzos de los noventa, su primer disco, «Say What You Will, Clarence…Karl Sold The Truck», se publicó en 1984. Liderados por su cantante, David Pirner, y por su guitarrista, Dan Murphy, únicos miembros que permanecen en la banda desde su formación, la carrera de Soul Asylum permanecía en los cauces de lo alternativo hasta la llegada del grunge. Aunque habían fichado por A&M y publicado con ellos dos discos, no sería hasta la eclosión del grunge cuando tendrían repercusión en el gran público. En 1992 editaron su album más popular, «Grave Dancers Union» pero aún tardarían meses en alcanzar notoriedad. La música de Soul Asylum tenía puntos en común con el grunge, pero se notaba una mayor presencia de otros matices como el punk, especialmente en su primera época, el rock americano, o el garage rock. Es decir, «Grave Dancers Union» no era precisamente un disco de naturaleza similar a los de Nirvana, Pearl Jam, etc. Pero el mainstream había colonizado lo alternativo y lo independiente, si esto tiene sentido, y Soul Asylum fueron una de sus «víctimas» y «beneficiarios». Y si a ello le añadimos un single potentísimo como la inolvidable «Runaway train», pues derechitos al estrellato.

Confieso que este vídeo me generaba un gran desasosiego y no he dejado de asociarlo a esta, por otra parte, maravillosa canción. El disco tenía grandes temas como «Without a trace», «Somebody to shove», etc., y Soul Asylum adquirían mayor notoridad todavía por la relación de David Pirner con la musa de la «Generación X», la inefable Wynona Ryder (¿por qué, Stiller, tuviste que hacer «Reality Bites»?).

Pero el éxito duró poco. El grunge fue superado tras la muerte de Cobain y parte de estos grupos provenientes del indie y lo alternativo volvieron a ese ámbito. Soul Asylum no fue una excepción y su siguiente disco, todavía en Columbia, «Let Your Dim Light Shine» tuvo mucha menos repercusión, a pesar de alcanzar el sexto puesto en el Billboard. Además, su guitarrista, Dan Murphy había comenzado un proyecto paralelo del que también hablaremos aquí próximamente, Golden Smog, formado por miembros de The Jayhawks, The Replacements y de Wilco.

El último largo con Columbia fue «Candy from a Stranger», cuyo puesto más alto en listas fue el 121 del Billboard. Desde entonces, sólo dos discos: «The Silver Lining» (2006) y «Delayed Reaction» (2012). Además, en 2005 fallecía su bajista original, Karl Mueller. Sin embargo, la formación se recompuso y ha seguido girando y tocando, hace pocos días en Bilbao precisamente. Pirner y Murphy son acompañados por dos músicos de lujo. Al bajo, Tommy Stinson, cofundador de The Replacements e integrante de la «banda de mercenarios anteriormente conocidos como Guns N’ Roses». Por su parte, Michael Bland se ocupa de la batería, un talentoso y voluminoso músico que también es recordado por haber formado parte de los New Power Generation de Prince a principios de la década de los noventa.

Olvidados completamente, nos encontramos con Soul Asylum en el Azkena de 2009, en un día en el que el cartel lo encabezaban The Black Crowes. En Azkena siempre hay oportunidad de descubrir nuevos grupos, ver a viejas glorias y rescatar a otras. Es lo que nos pasó con Soul Asylum, que dieron un concierto muy digno, a pesar de los estragos de la edad en Pirner (que parecía en muy baja forma) y en Murphy, con una banda muy compenetrada. Recuerdo ese concierto con cariño, y también una gran versión del «Gone till November» de Wyclef Jean, que nos sorprendió escuchar allí y que desconocíamos que formaba parte del repertorio de Soul Asylum:

Soul Asylum se integran en una serie de grupos que conocíamos en aquella época y que despiertan a la nostalgia y la melancolía. Y «Runaway train» sigue sonando en ese tipo de emisoras de radio tan de moda. Tuvieron su momento de gloria y su lugar, breve y efímero, pero crearon un buen puñado de canciones y seguro que en sus conciertos siguen tocando temas como este «Without a trace»,aunque sus audiencias sean minoritarias:

 

 

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