Son muchas las bandas que en los últimos años han engrosado la lista de nuevos intérpretes de folk-rock de raíces norteamericano. Hay razones para pensar que son demasiadas, fruto de una moda que no hace distinción entre quienes la practican como forma natural de expresión y quienes lo hacen animados por el auge de la imagen y la actitud que parece comportar; pero lo cierto es que tropezar con una de las primeras produce un enorme placer que justifica su auge actual y cuestiona a quienes puedan afirmar que se trata de algo pasajero.
En 2009 los californianos Dawes lanzaban su primer disco y seis años después presentan el cuarto; cuatro enormes trabajos en los que no han necesitado de ningún volantazo estilístico ni renovación forzada por el agotamiento de un sonido que sigue sonando necesario y que hace de cada canción una pieza reconocible y distinta. Firma y canta las canciones Taylor Goldsmith, reciente componente de la superbanda creada para reinterpretar algunas canciones recuperadas de Dylan en The New Basement Tapes, y su voz aporta elegancia a una producción limpia y sencilla que no varía el concepto inagotado de sus anteriores trabajos a pesar de estrenar productor.
Sus canciones siguen sonando nostálgicas sin remedio y parecen compuestas para interpretar en la intimidad; la voz de Goldsmith recuerda a la de un joven Jackson Browne y en sus guitarras, especialmente los solos, a veces resuena un Neil Young desatado, referencias clásicas que han llevado a muchos a identificarles con un revivalismo setentero que no termina de gustarles.
El disco lo abre a lo grande Things Happen, pieza de rock frágil con algo más de energía de lo habitual. Más tranquilas son el sencillo country de Somewhere Along The Way, la contenida Don’t Send Me Away con su destacada base eléctrica o la limpia I Can’t Think About It Now. La canción que da título al disco es una bellísima combinación de piano, guitarra y voz y To Be Completely Honest es otro magnífico ejemplo de un medio tiempo redondo. Waiting For Your Call es una balada clásica interpretada con intensidad antes de un nuevo ejercicio de potencia sin excesos en Right On Time para terminar con los iniciales aires soul de Now It’s Too Late, Maria que cierran mano a mano el piano y la guitarra.
No sabemos por cuanto tiempo les aguantará la modestia a estos chicos de Los Ángeles, pero sus méritos ya dan para ser reconocidos como una banda consolidada entre lo mejor del nuevo folk americano. Ojalá que, como ellos mismos dicen en la letra de All Your Favorite Bands, permanezcan juntos durante mucho tiempo y nos sigan brindando discos maravillosos como han hecho hasta ahora.