El Britpop, de vuelta al Britpop, fenómeno musical y sociológico de la década de los 90, que tantas y tantas líneas generó y que fue impulsado por la poderosísima industria británica. Este sector, y sus medios de comunicación, siempre han sido capaces de ir sacando nuevas bandas y artistas que en numerosas ocasiones se convierten en el hype de turno o que se quedan en la nada más absoluta. En el caso del Britpop, como con cualquier etiqueta o movimiento que se precie, detrás de los grandes nombres había otros muchos. Es el caso de Ocean Colour Scene, una banda que sigue en activo y que se situaron a rebufo de Oasis, Blur, Suede y Pulp, ocupando esa segunda línea junto a gente como Elastica, Stereophonics, The Boo Radleys, etc. Y se vieron claramente perjudicados por el final del Britpop, ya que en la segunda mitad de la década de los 90, cuando podían haber logrado una mayor repercusión, los focos ya estaban en otros lugares, pero es que, especialmente, les fallaron las canciones.
Quedan lejos los orígenes de Ocean Colour Scene, concretamente a finales de los 80, cuando Simon Fowler, Steve Cradock, Oscar Harrison y Damon Minchella fundaron la banda, todavía buscando una identidad tras varios proyectos. Su debut discográfico fue un disco homónimo que pasó desapercibido, cuando todavía estaba muy presente el sonido Madchester y el Britpop asomaba en el horizonte. Pero, en 1995, llegó un punto de inflexión cuando Oasis se los llevaron de teloneros, y eso les puso en el mapa. Su segundo disco, Moseley Shoals (1996), ya fue grabado en una major, y contaba con una estética que no les separaba mucho de Oasis, y unas influencias que iban de los consabidos The Jam, The Kinks, y del propio Paul Weller, al que volveremos en este artículo, y de hecho el productor de este disco, Brendan Lynch, también ha trabajado con Weller. El disco alcanzó el 2 en Reino Unido gracias a canciones tan buenas como ‘The Riverboat Song’, un tema más crudo y rockero, superando de largo el millón de copias vendidas:
Aprovechando el viento a favor, el siguiente paso les llevó directamente al número 1 con el soberbio Marchin’ Already (1997), uno de mis discos favoritos de aquellos años. Si Oasis iban cuesta abajo con el deprimente Be Here Now de ese mismo año, Ocean Colour Scene parecían una alternativa muy sólida. Y es que Marchin’ Already lo tiene todo, denuevo con Lynch en la producción, es un disco coherente, compacto y con todas las canciones a una grandísima altura. Había temas que eran pura dinamita, como ‘Travellers Tune’ o ‘Hundred Mile High City’, esta última también presente en la banda sonora del debut de Guy Ritchie Lock and Stock (1998). Pero también había temas más sutiles, composiciones pop y medios tiempos como ‘Better Day’, la dulce ‘It’s a Beatiful Thing’, ‘Big Star, ‘Besides Yourself’, etc. También es un disco en el que la sombra de The Beatles se nota y en el que Ocean Colour Scene tocaron techo.
Con esta cima, cualquier paso iba a ser complicado, y su disco de 1999 One From the Modern no fue bien recibido por la crítica. Con más influencias de Weller, que iba a ser una constante en la historia de la banda, fallaban las canciones, exceptuando alguna como ‘So Low’ o la beatleliana, y menor, ‘Profit in Peace’. No tardarían en publicar un nuevo trabajo, en 2001 llegó Mechanical Wonder, que tenía una pedazo de canción como ‘Up on the Downside’, pero el conjunto del disco tampoco estaba a la altura.
Por aquellos años, buena parte de los integrantes de Ocean Colour Scene comenzaron a colaborar con Paul Weller, especialmente su guitarrista Steve Cradock que participaría en el disco de 2002 de Weller, Illumination, y que se incorporaría a su banda en directo, al igual que el bajista Damon Minchella que en 2003 abandonaría Ocean Colour Scene tras un enfrentamient con Harrison. Cradock ha sido desde entonces una presencia constante en la carrera de Weller, especialmente en discos como el celebradísimo 22 Dreams (2008).
Ocean Colour Scene ya habían salido de los focos y han seguido publicando discos regularmente, así como girando, pero su repercusión ha ido reduciéndose. Su último trabajo fue en 2013, Painting. Ocean Colour Scene serán recordados por sus discos de la segunda mitad de los noventa, sus canciones de esos años, y por la oportunidad que tuvieron de convertirse en una alternativa a Oasis y compañía dentro del Britpop, pero se quedaron ahí. En 2015, estuvieron en el Azkena vitoriano y las crónicas no les dejaron en buen lugar, con ausencia incluida de Cradock, que estaba de gira con Paul Weller, muy significativo. Ocean Colour Scene, una banda que pudo llegar más lejos pero a la que posiblemente les fallaron las canciones a partir de su cuarto disco.