Por sorpresa nos ha llegado el noveno disco de estudio de Wilco, aunque no quiere decir que la banda de Chicago, y especialmente Jeff Tweedy hayan parado desde su anterior trabajo, The Whole Love (2011). Tweedy no ha dejado de producir a diversos artistas y bandas en estos años, además de publicar su primer disco en solitario con su hijo Spencer, el recomendable Sukierae (2014), y tampoco debemos olvidar esa maravillosa caja de rarezas que fue Alpha Mike Foxtrot (2014), que conicidió con su primer recopilatorio que celebraba sus veinte años de carrera. Y, de repente, Wilco anunciaban que su nuevo disco podía ser descargado de forma gratuita desde su web a mediados de julio, una jugada que también han realizado otros artistas y bandas. Wilco son una de las bandas que podemos calificar que están por encima del bien y del mal, una banda que se ha convertido en un clásico contemporáneo y que suele recibir los parabienes de la crítica especializada, contando con una legión de seguidores amplia y fiel. Pero el camino de Wilco no es sencillo, tiene sus giros, algunos muy bruscos, y es precisamente ese no acomodarse, esa capacidad de Tweedy y compañía para ir más allá lo que les ha dado una de sus señas de identidad. Claro, también es cierto que con el paso de los años parecen haberse instalados en esa dinámica, y parte de culpa parece recaer sobre el virtuosismo de Nels Cline. Lo que está claro es que Wilco funcionan como un reloj y Star Wars lo viene a confirmar, aunque estamos ante un disco difícil, un disco al que hay que dedicarle numerosas escuchas, un disco que no entra a la primera y no lo pone fácil en ocasiones, y esto no lo decimos con una crítica. Aunque hay algunos elementos reconocibles, cada vez Wilco parecen alejarse de lo que una parte de su público espera de ellos, tomando sus riesgos, que por otra parte parecen también calculados.
Ya el inicio no deja lugar a dudas con ese tema instrumental de guitarras distorsionadas que es ‘EKG’, que a más de uno habrá espantado, ruido y virtuosismo a partes iguales que tienen su continuidad en la difícil ‘More…’, tema que avanza en su segunda mitad a lugares más comunes. Allí nos lleva, pero sin dejar la experimentación, ‘Random Name Generator’, donde Wilco parecen querer regresar a sus coordenadas de los 90, con un toque power-pop, siendo un tema de los más notables del disco. Cuesta entrar en temas como ‘The Joke Explained’ y ‘You Satellite’, especialmente esta última que está coescrita por Tweedy, Cline y Kotche, canciones que ahondan en ir uno o dos pasos más allá, en romper de forma calculada que decíamos esas estructuras.
Los fans más tradicionales de Wilco, y los demás también, disfrutarán con el medio tiempo ‘Taste the Ceiling’, coescrita por Tweedy y su gran amigo Scott McCaughey. Le llega el turno de nuevo a la experimentación con ‘Pickled Ginger’, una canción interesante y más accesible. ‘Where I Do Begin’ es un medio tiempo que se inicia de forma pausada y en el que luego entra el resto de la banda. En ‘Cold Slope’ vuelven a jugar con esa dualidad entre la experimentación y sus reminiscencias más clásicas, enlazando a través de ese mismo esquema con ‘King of You’. El disco finaliza con la intrascendente ‘Magnetized’, en la que participa en su composición Jorgensen.
En líneas generales, la crítica ha recibido bien la nueva entrega de Wilco, aunque también ha habido algunas voces discordantes. No nos encontramos ante un mal disco, ni mucho menos, pero tampoco ante una obra maestra, pero no es que Wilco tengan que demostrar nada a estas alturas. Tweedy parece jugar con una especie de dualidad que va desde sus líneas características hasta la experimentación que supuso su consagración. Pero da la impresión que son riesgos calculados en este momento de su carrera. Talento y capacidad no les faltan, y lo siguen mostrando.