Lo que se llamó en su día el ‘Americana’ y que ha consolidado una corriente que ya estaba ahí (esa mezcla del Rock & Roll, el Folk y el Country), sigue dándonos alegrías varias. Además de considerar uno de los discos del año el All Your Favorite Bands de Dawes, la lista de grupos y artistas que salen se amplía cada temporada. Teníamos ganas de dedicarle tiempo a este Love and Logic de Sons of Bill, cuarto disco de estudio publicado en 2014 y que recuperamos en este momento, y que ha sido un trabajo alabado por la crítica. Sons of Bill son un quintento de Virginia, formado por tres hermanos (Sam, James y Abe Wilson) y por la base rítmica que conforman Seth Green al bajo y Todd Wellons a la batería. No nos descubren nada nuevo bajo el son, es esa música que tanto nos gusta, esas melodías con esa presencia de lo acústico, y que transmiten honestidad. En Love and Logic se percibe una melancolía en gran parte de las canciones, apoyada en ocasiones en el pedal steel, como unos Wilco más tristones, y también ese Power Pop que es otra de las fuentes de influencia de parte de estas bandas. Curiosamente, son en estos temas donde los Sons of Bill brillan más, sin que esto desmerezca al resto. Igualmente, la combinación de las voces, las armonías que crean, recordándonos a The Jayhawks de los inicios por momentos, son destacables.
El disco se inicia rayando a gran altura, ‘Big Unknown’ es un gran tema, muy nostálgico pero que te atrapa. La misma línea sigue ‘Brand New Paradigm’, con esas voces que se ensamblan a la perfección y ese estribillo. Más Folk y acústica resulta la también notable ‘Road to Canaan’, donde colabora la cantante Leah Blevin, una preciosa canción, muy inspiradora. En ‘Lost in the Cosmos (Song For Chris Bell)’ homenajean a Chris Bell, mítico integrante de los primeros Big Star y toda una institución, otro tema triste que no rompe el nivel de los anteriores. Y llega uno de los momentos más destacables del disco, la más dinámica y precisamente con esa influencia del Power Pop ‘Bad Dancer’, una senda que no seguirán en muchas ocasiones.
La segunda parte del disco se inicia de forma más irregular, ‘Fishing Song’ es un medio tiempo triste, el piano cobra protagonismo, y ‘Higher than Mine’ es más intrascendente, aunque puede ganar con las escuchas. El bajón se supera con la vuelta a las influencias del Power Pop gracias a ‘Arms of the Landslide’, una canción fantástica. El final es para la más oscura ‘Light a Light’, otro tema triste donde tiran del pedal steel y con ‘Hymnsong’, en la misma línea pero más desnudo.
Sons of Bill se convierten en otro grupo a apuntar y tener en cuenta en esta larga, muy larga ya, nómina de artistas que siguen la senda del Rock, el Folk y el Country, generando discos muy interesantes y que no parecen tener fin.