A quien haya seguido mínimamente la carrera de Josh Ritter no le sorprenderá que en su séptimo trabajo vuelvan a discurrir con fluidez las melodías más luminosas, un brillo que no se ha apagado ni en sus más complicados momentos vitales, como ocurrió tras su ruptura con la cantautora Dawn Landes que desembocó en su anterior y fantástico disco The Beast In Its Tracks. Otra vez la sencilla alegría de sus canciones vuelve a arreglarnos el día sin variar un ápice su propuesta, aunque diferenciándose de su anterior trabajo en un mayor acompañamiento instrumental en general y eléctrico en particular que complementa sin excesos la energía que siempre han transmitido incluso sus interpretaciones menos arregladas.
Encontramos en este Sermon On The Rocks una predilección por el folk ligero: desde la pureza de Young Moses al precioso medio tiempo ascendente de Where The Night Goes o el country más clásico de Cumberland, el piano de Homecoming o el protagonismo eléctrico en A Big Enough Sky. También destaca la sección rítmica en canciones como la cuasi-funk Birds Of The Meadow o en Lighthouse Fire así como las veloces recitaciones en el animado country que es Getting Ready To Get Down o Henrietta, Indiana. También hay tiempo de bajar un poco las revoluciones en Seeing Me Round, en la maravillosa balada que es The Stone o el calmado tema que echa el cierre My Man On A Horse (Is Here).
Parece que el reconocimiento general se le resiste a este músico que discurre sin estridencias por los circuitos independientes de la escena norteamericana y al que puede que lastre su aparente ausencia de pretensiones. Su obra fresca y sencilla, a la que quizás le haya faltado el hit que le dé a conocer entre una mayor audiencia, encandila desde las primeras escuchas y en este nuevo trabajo vuelve a entregar un encantador conjunto de canciones que deleita como siempre lo ha hecho Ritter en lo que hasta la fecha sigue siendo una carrera sin apenas mácula.