Desde Barcelona llega el segundo disco de Santos, El Sueño del Mamut, y nos muestra de nuevo a un grupo de músicos, que se extienden por su trabajo con otras bandas como son Love Of Lesbian, Sidonie, Standstill, etc., y con el inevitable, y uno de nuestros héroes (por su trabajo, por supuesto, y porque no sabemos de dónde saca el tiempo) Ricky Falkner, coproduciendo y colaborando en este notable trabajo, donde impregna su sello. Y es que Santos no se alejan del camino que siguen los ya mencionados Love Of Lesbian o los ya también reseñados aquí Mi Capitán o Egon Soda, que protagonizaron dos grandes discos en el pasado 2015. Santos toma el relevo en este 2016 haciendo gala de esa intensidad y una cierta épica disfrazada de melancolía con la voz de Jordi Calatayud que destila una gran personalidad pero dentro de un conjunto de unos músicos en estado de gracia, que nos lleva a ese Pop – Rock que tan pronto bebe de fuentes inglesas como se acerca a sonidos del otro lado del Atlántico y donde también caben cuerdas y coros muy bien colocados. Puede que algunas de sus letras sean muy crípticas, y que cueste entrar en algunas de ellas, pero en general hay que tomar nota de este El Sueño del Mamut.
La primera parte de disco avanza a toda velocidad y de forma muy convincente. Ya en ‘Bichos’ se va ganando en intensidad y las guitarras adquieren un protagonismo que no dejarán. Suben la apuesta con un toque más Pop en ‘Ficción’, uno de los grandes temas del disco, con esas cuerdas y esos coros, y no descienden el nivel y la dirección con la más melancólica y luminosa ‘Sombra Invernal’. En ‘Ni Héroes ni Insectos’ se tornan más eclécticos y eléctricos, un tema más complejo y endurecido, que tiene varias fases, y en donde Quique González da el contrapunto a Calatayud, siendo una canción que va ganando con las escuchas y que tiene un final contundente. Y llega una de las canciones que más me han tocado en lo que va de año, un tema que he leído en algunos lugares que suena a Richard Hawley, y lo comparto, ‘En Calma’. La mejor canción de todo el disco, épica, intensa e inmensa, lo tiene todo, desde ese inicio desnudo hasta los coros de Beth Rodergas, pasando por una producción elegante y exquisita. Canción tremenda y muy emocionante.
En la segunda parte el nivel desciende, ‘Todas nuestras derrotas’ (gran título) es más oscura y dura, las guitarras se imponen claramente, pero en ‘El Castigador’ y en ‘La Hermandad’ parecen quedarse como a medias, en la segunda se acercan a sonidos más electrónicos aunque también es cierto que entra con las escuchas. El final levanta el vuelo de nuevo con la muy destacada y dinámica ‘Tiempos Extraños’, y con la preciosa ‘El Impulso’.
Santos, otra banda para tomar nota, y que se une a la nómina ya señalada. Puede que sus letras sean complejas, puede que algún tema esté menos conseguido, pero este disco es para anotarlo y disfrutarlo, y si tienes una canción como ‘En Calma’, poco más se puede añadir: