Otro de los discos que teníamos pendientes para este comienzo de curso es de Steve Gunn, cantautor de Pensilvania que se mueve en la órbita de uno de los grandes nombres del Indie como el Kurt Vile, formando parte de The Violators. La trayectoria de Gunn es muy larga, lleva ocho discos en solitario desde 2007, así como otros seis en colaboración, incluido uno en 2015 con el propio Kurt Vile. El sonido de Gunn encajaría en ese modelo de cantautor indie del que Vile sería el máximo exponente, pero Gunn suena más vital y menos afectado, aunque tampoco vayamos a exagerar, y tiene un punto más Folk. La voz de Gunn tampoco es su punto fuerte, como en el caso de Vile, que se soluciona con sus melodías. Además, también hay que destacar una mayor presencia de las guitarras. Sí que se le puede poner otro pero a Gunn como es una cierta monotonía en sus temas, aunque es un estilo propio.
El comienzo del disco es con una de sus mejores canciones, ‘Anciente Jules’, un tema que muestra sus credenciales y que se va animando a medida que avanza, destacando las guitarras con un punto psicodélico al final, que aparecerá en otras ocasiones. ‘Full Moon Tide’ tiene un punto más Pop en su comienzo, que luego se torna más rockero, y al que incluso se le podría achacar un tono más alegre. Menos conseguido resulta ‘The Drop’, donde Gunn se vuelve más intimista y ensimismado (aunque no tanto como Vile), y que no acaba de funcionar de la misma manera que los temas anteriores, a pesar de que al final del tema le mete las guitarras. Retoma la senda del comienzo del disco con ‘Conditions Wild’, una canción que crece con las escuchas y que cuenta con guitarras más alegres, pero que tampoco alcanza el nivel de las dos primeras. A medio camino se queda el medio tiempo intimista ‘Nature Driver’, que demuestra que Gunn se mueve mejor en otro tipo de temas.
Un de los mejores temas del disco es ‘Heavy Saivs’, de nuevo con el toque personal de Gunn y esas guitarras omnipresentes. Pero en ‘Night Wander’ vuelve a ofrecer la otra cara de la moneda, una canción más insustancial donde quiere darse un aire más trascendental enroscado en guitarras más atmosféricas. Sin embargo, Gunn se recupera con ‘Park Bench Smile’, el mejor tema del disco, con ese sonido de la batería que se asemeja al traqueteo de un ferrocarril o el fraseo del propio Gunn, es una canción muy vital y las guitarras del final suponen un colofón fantástico. El cierre es para ‘Ark’, que al comienzo se aleja de sus parámetros con la acústica y la voz de Gunn más apagada aunque al final no puede evitar regresar a las guitarras.
Eyes on the Lines es un disco apetecible que tiene un punto de monotonía e irregularidad que se ve superado por algunas canciones tan redondas como ‘Park Bench Smile’, y que al menos no tiene esa melancolía tan abrasiva de Kurt Vile, que también nos gusta mucho, pero los temas de Gunn dejan respirar bastante más.