The Last Waltz…todo el mundo en pie ante uno de los conciertos más importantes de la historia del Rock & Roll, un acontecimiento del que se ha escrito tanto que lo que aquí vamos a contar queda muy empequeñecido. Hemos aprovechado la nueva edición del concierto publicada a finales del año pasado con motivo del cuarenta aniversario de The Last Waltz para rendir este homenaje a uno de nuestros grupos favoritos y una de las referencias fundamentales del Rock & Roll como es The Band. Sobre ellos, como decíamos, se ha escrito tantísimo, hay numerosísima bibliografía, acontecimientos, etc., que se hace muy complicado. Valgan como ejemplos el libro Imposible vivir así de Miguel López precisamente sobre cómo se gestó y filmó The Last Waltz (Sílex Ediciones, 2016) o el fantástico festival El Último Vals en Frías (Burgos) que se celebró en julio de 2016 con motivo de la efeméride. Igualmente, el reconocido crítico Greil Marcus incluyó a The Band como uno de los referentes clave de la música norteamericana en el celebrado Mystery Train. Imágenes de América en la música rock & roll (Contra, 2013), junto a Sly Stone, Elvis Presley, Randy Newman y los ‘pioneros’ Harmonica Frank y Robert Johnson. Así que vamos con esta reedición de The Last Waltz que incluye además en el libreto un texto de David Fricke (Rolling Stone).
Y es que pocas veces se ha visto una constelación de estrellas como la que se citó en aquel 25 de noviembre de 1976 en el Winterland Ballroom de San Francisco. Por si alguien ha llegado tarde o no recuerda la lección, o no la conoce, muy resumidamente The Band era el grupo formado por Robbie Robertson, Levon Helm, Richard Manuel, Garth Hudson y Rick Danko. Todos, salvo Helm que había nacido en Arkansas, eran canadienses y definieron como pocos el sonido de raíces norteamericanas. Comenzaron a inicios de los sesenta como The Hawks acompañando al rockabilly Ronnie Hawkins y en 1965 los ficha Dylan, aunque Helm entraba y salía de la formación, como banda de acompañamiento para su salto a los sonidos eléctricos, tras muchos años forjándose en un directo que sería una de las grandes bazas de The Band. Luego llega el retiro a los bosques del Estado de Nueva York junto a Dylan, las ingentes grabaciones que darían paso a de The Basement Tapes y, ya bautizados como The Band, la publicación de su glorioso debut Music from Big Pink (1968) al que le sigue el no menos incontestable The Band (1969). Publican cuatro trabajos más hasta 1975, así como discos con Dylan, pero las tensiones internas y luchas de egos darían lugar a su disolución, aunque llegaría en 1977 un trabajo con material anterior llamado Islands y en 1978 se publicaría por primera vez la grabación de The Last Waltz que les aseguraría su estatus como legendarios. Con Robertson, la cabeza más visible de la formación, fuera del grupo, el resto girarían con suerte dispar durante los ochenta y en 1986 se suicidaría Richard Manuel, un golpe durísimo. Aunque en los noventa publicaron discos menores, su leyenda no dejaba de crecer, sumando un nuevo contratiempo en 1999 con el fallecimiento de Rick Danko. El legado de The Band no dejaría de ser reivindicado, The Last Waltz se reeditaba, mientras que durante esas décadas Robertson destacaba por su labor en las bandas sonoras de Martin Scorsese y trabajos de producción, aunque su carrera en solitario también fue menor. Por su parte, Levon Helm, el otro icono del grupo sentado a la batería, fallecería en 2012 tras publicar en los últimos años de su vida discos muy valorados por la crítica. Sus canciones, melodías y, especialmente, el aura que desprendían les situaron en lo más alto de la música popular.
Hasta aquí la historia de The Band, muy resumida, y vamos con The Last Waltz, uno de los grandes directos de la Historia de la música y una de las mejores películas musicales de todos los tiempos dirigida, no podía ser de otra manera, por Martin Scorsese. A aquella cita se apuntaron, como decíamos, toda una constelación de estrellas comenzando por el propio Bob Dylan y siguiendo por Van Morrison, Neil Young, Joni Mitchell, Eric Clapton, Muddy Waters, Dr. John, Paul Butterfield, Ronnie Hawkins, Bobby Charles, Neil Diamond y, aunque no aparecían en el concierto, también grabaron para el disco Emmylou Harris y The Staples. Además, al número final se sumaron Ringo Starr y Ronnie Wood. Casi nada…no me imagino todo lo que tuvo que costar juntar a todos ellos y ellas, aunque los de The Band habían colaborado con la mayoría (y para saberlo, recomendamos el libro de Miguel López). The Band se hicieron acompañar de una potente sección de viento que le dio todavía una mayor fuerza a un disco histórico. En el mismo, The Band interpretaron sus clásicos y tocaron canciones de los artistas invitados. Aunque el tono era festivo, se palpa en el ambiente el saber que se estaba llegando al final. Imposible destacar alguna de las grabaciones que allí sonaron, comenzando con ese instrumental ‘Theme from The Last Waltz’ de tono melancólico, no podía ser de otra manera, y que da paso al fantástico ‘Up on Cripple Creek’. Luego comienzan a salir los invitados, el reconocimiento a los orígenes con la presencia de Hawkins; Young borda ‘Helpless’ para ir intercalando algunos temas propios con los de los invitados, o versiones realizadas con ellos. Joni Mitchell (‘Coyote’), Neil Diamond (‘Dry Your Eyes’, compuesta a medias con Robertson que le estaba produciendo), impresionante Dr. John (‘Such a Night’), Paul Butterfield (versión enérgica del clásico ‘Mystery Train’), Muddy Waters interpretando el Blues ‘Mannish Boy’ con maestría, Eric Clapton poniendo su acento también blusero en ‘Further On Up The Road’, con el que termina el primer CD de la reedición. En el mismo también cabe un emotivo ‘The Night They Drove Old Dixie Down’, en el que abordan los últimos días de la Guerra Civil norteamericana, uno de sus grandes temas, con un Helm inmenso y la sección de viento poderosa:
El segundo disco se inicia con ‘The Shape I’m In’ y con Bobby Charles y Dr. John abordando ‘Down South in New Orleans’. ‘Ophelia’ daría paso a Van Morrison, que acometería la clásica ‘Tura Lura Lural (That’s an Irish Lullaby)’ y su ‘Caravan’. Y tras la festiva ‘Life is a Carnival’ llegaría, como no, Bob Dylan para poner el broche a todo aquello. Comenzaron con una impulsiva interpretación del clásico Folk ‘Baby Let Me Follow You Down’ que aparecía en ese registro en el debut de Dylan, que repetirían tras interpretar dos temas del de Duluth, ‘I Don’t Believe You (She Acts Like We Never Have Met)’ y la intensa ‘Forever Young’. El final no podía ser otro que ‘I Shall Be Released’, que Dylan les cedió para su debut, y que congregó en el escenario a todos los invitados. Una forma emotiva de cerrar el concierto, inigualable, a la que se añadió ‘The Last Waltz Suite’, grabación posterior que incluía nuevos temas como ‘The Well’, ‘Evangeline’ junto a Emmylou Harris, ‘Out of the Blue’, ‘The Last Waltz Refrain’ y la gran versión de ‘The Weight’ con The Staples, el gran clásico de The Band. Un gran colofón para un disco que cuenta con algunas de las mejores esencias de la música norteamericana, del Rock & Roll al Blues, pasando por el Folk y los sonidos de New Orleans. Unos clásicos que siempre hay que revisitar, The Band. Porque, que no quepa duda, mucha gente ha querido ser como The Band pero nadie lo ha conseguido. No se pierdan The Last Waltz, la película y el disco, si todavía no la han visto o no lo han escuchado. Nos vamos con ‘I Shall Be Released’, con la emoción a flor de piel.