A veces nuestras bandas y artistas favoritos dan un giro a su estilo y a su música. En ocasiones, la deriva tomada se salda con éxito y otras con duras críticas. También hay otros momentos en los que supone un experimento, y si no funciona abandonan su estilo. Vamos a repasar algunos casos muy evidentes, otros que suponen una evolución, siempre desde el respeto a la legitimidad de los artistas para hacer lo que consideren oportuno, pero no es menos cierto que algunos cambios han sido muy sorprendentes.
Radiohead o hasta aquí hemos llegado
Sin duda, la transformación más radical y la que les valió el reconocimiento como uno de los grandes clásicos de las dos últimas décadas, aunque para otra gente sobrevalorados. Al abrigo del Britpop, Radiohead debutaron con un disco normalito, Pablo Hooney (1993), y un Hit: «Creep». Luego llegó un trabajo mucho más destacado como The Bends (1995), mucho más melódico, pero en 1997 crearon el clásico OK Computer, que hace poco analizaba aquí mismo Javier Castro, un disco imprescindible que adelantaba un mundo que estaba llegando aceleradamente. Ese disco les consagró a Thom Yorke y compañía pero no se iban a quedar ahí. Y es que la cosa se haría más complicada con los ruidistas, experimentales y extraños Kid A (2000), alabadísimo por la crítica, y Amnesiac (2001). Desde entonces, Radiohead no han parado de mostrar su lado más experimental, aunque en algunas ocasiones se han acercado a sonidos más accesibles, pero han quedado marcados por esos dos giros ante una parroquia acrítica.
Wilco y la forma de encontrar su sitio
Jeff Tweedy tenía una banda de Country alternativo, futuro ‘Americana’ que funcionaba y que iba alcanzando una posición con sus dos primeros discos, tras finiquitar Uncle Tupelo. Pero Tweedy era un tipo inquieto y en Summerteeth (1999) ya había sonidos de Power Pop. Pero el momento de inflexión llegó con el experimental y complejo Yankee Hotel Foxtrot (2001). Warner se cabrearon mucho con ellos y se negaron a publicarlo, como le pasó en su día a Neil Young, y el disco estuvo parado mucho tiempo. Cuando salió, Wilco ascendieron a la primera línea con un clásico que tendría su continuación en el todavía más extraño A Ghost Is Born (2004). Tweedy y compañía han ido jugando con sus sonidos y nunca han llevado su sonido tan lejos, aunque siempre han mostrado esa doble cara, aunque también hubo tiempo para momentos más clásicos como el maravilloso Sky Blue Sky (2007).
Los vaivenes de Bob Dylan
El bueno de Bob tiene carta blanca desde hace mucho tiempo y, en la actualidad, hace unos años que dio un giro a su carrera con los discos basados en standars de Sinatra y compañía desde Shadows in the Night (2015) hasta el próximo triple Triplicate (2017), pasando por Fallen Angels (2016). A mí me dejan muy frío pero no hay contestación, pero eso no siempre fue así. Dylan ha tocado los palos pero hay dos momentos en los que viró el rumbo y fue muy controvertido. El punto de inflexión del Folk al Rock & Roll lo dio en el famoso Festival de Newport de 1965, cuando electrificó su sonido y los folkies no se lo perdonaron. Pero, a partir de ese momento, facturó buena parte de los mejores discos de su carrera, y se convirtió en leyenda. El siguiente salto tuvo que ver más con sus letras de orientación cristiana, a raíz de su conversión a finales de los setenta. A partir de Slow Train Coming (1979), su carrera comenzó a decaer entrando en un bache considerable en los ochenta, con discos insustanciales y giras que no llenaban, y es que su público no se identificó con ese profundo viraje. Le costaría recuperarse y lo hizo para ser ya incuestionable.
Me pongo unas gafas y a seguir o el Achtung Baby de U2
En 1991, U2 era una de las bandas más grandes del mundo. Un sonido épico que había incorporado sonidos norteamericanos con el The Joshua Tree (1987), un clásico de la música popular al que le siguió el injustamente olvidado en no pocas ocasiones Rattle and Hum (1988). Pero los tiempos cambian y a todo el mundo le chocó, el que diga lo contrario miente, la aparición de ‘The Fly’ como primer single de Achtung Baby (1991), así como la estética de la banda, un disco alejado del sonido anterior, un disco con puntos electrónicos que desconcertó y convenció a las primeras de cambio. Sin duda alguna, el mejor disco de U2, un trabajo soberbio que tendría su vuelta de tuerca en Zooropa (1993), donde no pudieron igualar la jugada, y que tuvo su canto del cisne con Pop (1997). Luego, U2 retornarían a caminos más seguros aunque nada volvería a ser lo mismo.
Esto sí que no me lo esperaba o la transformación de Lauryn Hill
Otra vez Lauryn Hill…no podía faltar aquí. Con los Fugees alcanzaron el éxito a mediados de los noventa pero las tensiones entre Wyclef Jean, Pras Michel y ella acabaron con el grupo. Cuando se lanzó en solitario en 1998 lo hizo con el tremendo y atemporal The Miseducation of Lauryn Hill. Todavía hoy, casi dos décadas después, sigo alucinando con ese sonido, con su voz, con sus canciones, que se adelantaron unos años a otras corrientes del R&B. Hill estaba destinada a ser la más grande de su estilo pero…Pero en 2002 lanzó MTV Unplugged No. 2.0, un concierto acústico y minimalista, un disco Folk con ribetes Soul que dejó a todo el mundo extrañado. ¿Dónde estaba la exuberancia y el ritmo?, no estaban, era otra cosa, otra cosa fantástica y emocionante, donde Hill sacó a relucir muchas de sus influencias, y que todavía me estremece. Lamentablemente, desde entonces Lauryn Hill ha sido más noticia por cuestiones extramusicales que musicales, y seguimos esperando un nuevo disco que nunca llega…
Josh Rouse se pasa a los sonidos latinos y no funciona
Josh Rouse, uno de nuestros artistas favoritos, siempre ha sido un tipo inquieto, siempre se ha caracterizado por innovar y tratar de ampliar horizontes. Trabajador incansable, desde unos orígenes claramente marcados en el ‘Americana’, había insertado en su música toques Soul en el imbatible 1972 (2003). Cuando vino a vivir a España, en 2004-2005, su paleta se fue ampliando pero todavía su sonido era muy reconocible. Pero en 2010 se decidió a dar un salto y publicó El Turista, un trabajo en parte cantado en español y con sonidos claramente latinos. La cosa no funcionó y poco a poco fue regresando a sus orígenes pero con todo el bagaje acumulado hasta facturar el sobresaliente The Happiness Waltz (2013), continuado por el notable The Embers of Time (2015). No sabemos si se quedó con ganas de cantar en español otra vez.
No estoy convencido de esta deriva y Nirvana fichan a Steve Albini
Kurt Cobain se convirtió en el último gran icono del Rock & Roll con Nevermind (1991), punto de partida para el dominio de unos pocos años del Grunge y todo lo que se denominó sonido Seattle. Nirvana competía en igualdad de condiciones con Guns N’ Roses, la otra gran banda de la época, y otros grupos como Pearl Jam, Alice In Chains y Soundgarden alcanzaban el éxito. Pero Cobain no se quedó muy convencido con las mezclas de Nevermind y la producción de Butch Vig, señalando que su sonido se había edulcorado un tanto. En su siguiente disco decidió contar con Steve Albini, productor mítico de la música independiente y alternativa norteamericana de los ochenta y noventa, vinculado al Punk, al Hardcore, etc., que había formado parte de Big Black, y producido a decenas de bandas. En In Utero (1993) también intervino el productor Scott Litt, muy vinculado a REM, pero la huella de Albini se nota claramente en un disco más ruidista y oscuro, mucho menos accesible que Nevermind.
Quedan muchos en el tintero, por supuesto, pero sirvan estas bandas y artistas como ejemplos de giros dados. Algunos de ellos facturaron sus obras maestras precisamente en ese proceso, otros no lo consiguieron. Pero para giro, el descacharrante vídeo con el que Foo Fighters salían al paso de unos rumores hace un año sobre su separación. Atentos al giro estilístico de Dave Grohl y al casting del resto de la banda para sustituirle. Imprescindible.