Algunas publicaciones son delicias o podríamos decir que son delicatessen, y es el caso de la que nos ocupa: Héroes del Blues, el Jazz y el Country (Nórdica, 2016) del gran Robert Crumb, el ilustrador e icono del cómic underground norteamericano. El amigo Sergio Pérez de Heredia me sorprendió con este fantástico regalo al que, por motivos de agenda, me ha costado llegar pero que he disfrutado con pasión. Esta obra nos presenta una serie de ilustraciones de Crumb, con su característico e inconfundible estilo, de pioneros del Blues, el Jazz y el Country en las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos. Los dibujos de Crumb tienen una fuerza inusitada, también fruto de su pasión por la música, y ven acompañados de unas breves reseñas, que en algunas ocasiones son meras descripciones de unas páginas, y que sin duda proceden de su origen como cuenta en la ‘Introducción’ el director de cine Terry Zwigoff, y es que estas ilustraciones estaban pensadas para funcionar como cromos. Realizadas a comienzos de la década de 1980, Crumb se basó en las fotografías de la época de estos pioneros aunque Zwigoff insiste en que lo que marcó a Crumb fue la música de esos viejos discos de 78 r.p.m. La obra nos presenta a numerosas figuras de esos momentos primigenios del Blues, el Jazz y el Country y, a pesar de la brevedad de los textos, quedan marcadas numerosas diferencias. Los orígenes del Blues y las variables que le determinan, el peso del Sur y la omnipresencia, obviamente, de la guitarra. El Jazz y su componente mucho más urbano y sofistificado, donde hay espacio para mitos como Louis Armstrong y ‘Duke’ Ellington. Y, para mí el más conseguido, capítulo dedicado al Country, donde la grandísima mayoría son conjuntos, blancos, muy familiares, y con una fuerte presencia rural que, en no pocas ocasiones, suponía un componente estigmatizador. Y es que, en este apartado, los autores se detienen un poco más en las explicaciones y contextualizaciones de numerosos conjuntos, incluso especificando los orígenes por estados y zonas, que todavía mantienen vínculos con la tradición de los primeros colonos (esos montes Apalaches), en el uso de algunos instrumentos, el banjo es central pero también el violín, y cómo muchas de estas formaciones quedan en un gran olvido, como los músicos de Blues. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los del Jazz que harán carrera en orquestas propias o en las más destacadas de la década de los veinte como la Creole Jazz Band de King Oliver. Consecuencia de la época, no hay una gran presencia femenina, apenas en el Blues y el Jazz, creo que dos casos, pero más extendida en el Country aunque también es cierto que en un rol secundario formando parte de los conjuntos. Además, también queda evidente una segregación étnica. Y, de regalo, un CD que veintiún temas originales de la época elegidos por el propio Crumb. Una historia fascinante, no cabe duda y, cuando estás leyendo la parte del Blues y, especialmente la del Country, no puedes dejar de recordar la fantástica Oh Brother! (2000) de los Hermanos Coen y la música de T-Bone Burnett, que captura esa época.