Año 2005, cuando todavía ciertos lanzamientos discográficos eran un acontecimiento. Por aquel año, estábamos ya en esa transición hacia otros modelos de la industria discográfica, pero todavía se facturaban CDs a millones. Por entonces, el «Americana» se comenzaba a imponer como tendencia pero se bailaba al son de Franz Ferdinand y compañía. Y, mientras tanto, los grandes nombres de la música popular publicaban discos en esos años. De Springsteen a U2, había novedades que llegaban incluso a The Rolling Stones. Sí, The Rolling Stones que ya superaban los sesenta años, regresaban con A Bigger Band, título que ya dice mucho, tras su último disco de estudio en 1997, el controvertido Bridges to Babylon que contó con conflictos en la pareja Jagger – Richards y con algunas canciones muy chulas. Mientras tanto, los Stones habían ido enlazando giras, recopilatorio (el 40 Licks de 2002 es de los mejores que sacaron) y discos en directo para sacar la pasta a la parroquia. Cuando llegó A Bigger Band, la crítica señaló el disco como un retorno de los Stones en muy buena forma, había sonido clásico stoniano y raíces Blues. Bueno, esto también suele ser habitual, el señalar el disco de turno como un gran retorno. El caso es que Jagger, Richards, Watts y Wood tampoco tenían nada que demostrar, hace mucho, y con A Bigger Band entregaron su último largo con canciones enteramente propias, recordemos que el Blue & Lonesome (2016) era un disco de versiones de Blues. ¿Qué aporta este A Bigger Band a la discografía de los Stones?, pues un buen disco, un trabajo que es coherente y que cuenta con canciones atractivas, aunque también es cierto que igual se les fue la mano con el número de canciones, dieciséis. A mí es un disco que me gusta, obviamente no pretendo compararlo con sus grandes cimas, pero me parece que funciona bien y que, a pesar de que seguramente no tenga lo que es un hit (los anteriores sí que contaban con canciones más impactantes a primeras), sí que se muestra sólido y coherente. De nuevo producido por Jagger y Richards junto a Don Was, además de Matt Clifford, en el disco participan los habituales Darryl Jones y Chuck Leavell, junto a Blondie Chaplin a las voces en un par de temas y Lenny Castro en la percusión. Vamos a recordar A Bigger Band, unos Stones que seguían a lo suyo, sin esperar nada y sin presión, a estas alturas…
«Rough Justice» es una canción de Rock and Roll marca de la casa, guitarras poderosas, Jagger en su salsa y el contrapunto del teclado de Leavell. Más Rock stoniano con «Let Me Down Slow», aquí con un punto de Country Rock que tan bien supieron llevarse a su terreno. Las guitarras rugosas se imponen en «It Won’t Take Long», una canción donde Jagger vuelve a hacer de las suyas y las guitarras ganan protagonismo. El sonido Funk no podía faltar y retornan a los setenta con «Rain Fall Down», que suena muy bien. «Streets of Love» es un medio tiempo poderoso que fue el primer single del disco, con Jagger tirando de falsete incluso. En «Back of My Hand» se lanzan hacia un Blues canónico con la guitarra de Richards, la voz y la armónica de Jagger. «She Saw Me Coming» tiene un sonido corrosivo y los coros son muy atractivos. «Biggest Mistake» es un medio tiempo ascendente en el que apuestan de nuevo por el Country Rock y con un Richards haciendo la segunda voz.
La segunda mitad del disco desciende en su calidad. «This Place Is Empty» es una de las canciones cantada por Richards, con ese tono tan suyo, casi fraseando, aunque el tema no está a la altura de otras que ha cantado Richards. Levantan el nivel con «Oh No, Not You Again», una canción en la que el protagonismo es de Jagger que compite con las guitarras de Richards y Wood. Previsible resulta «Dangerous Beauty», sonido de nuevo corrosivo pero sin garra. Y en «Laugh, I Nearly Died» van hacia los setenta con un medio tiempo de influencias de música negra, es una canción sinuosa pero que tampoco acaba de despegar. «Sweet Neo Con» tira de nuevo del Funk y tuvo su polémica porque se decía que estaba dedicada a Condoleezza Rice, que era Secretaria de Estado de la administración de George W. Bush, pero que se queda en un fuego de artificio. Las dos siguientes canciones son las más flojas del disco. Primero «Look What the Cat Dragged In», más festiva y con la base rítmica en fase divertimento. Y «Driving Too Fast» se salva por la batería de Watts, no deja de ser una canción prototípica de ellos que no va mucho más allá. El cierre es para una divertida «Infamy» que canta Richards, sonido incluso Disco para una canción que, sin ser nada del otro jueves, no te deja indiferente, y de nuevo Jagger haciendo diabluras con la armónica.
Sí, lo sé, no habría mucho que reivindicar en un disco como este A Bigger Band, pero les tengo cariño a estos discos últimos de los Rolling Stones. Que sí, que van a por la pasta, a por esas giras multitudinarias que llevan dos décadas haciendo, que son más una empresa que una banda de Rock… Pero, son The Rolling Stones.