Ahora que ha pasado el tiempo desde su separación se impone un largo post acerca de REM. Y la primera parte la vamos a dedicar a su paso del indie, cuando eran un grupo de culto, al mainstream, que se produce con el fichaje por Warner con el disco «Green» (1988) y alcanza su eclosión con «Out of time» (1991) y «Automatic for the people» (1992).
La historia es conocida, pero conviene repasarla. A principios de la década de 1980, cuatro jóvenes de Athens (Georgia), forman REM: Michael Stipe, Peter Buck, Mike Mills y Bill Perry. Influenciados por Big Star y su power pop, pero con otras reminiscencias en su música, REM ficha por el sello independiente I.R.S. y editan de 1983 a 1987 cinco discos, empezando por «Murmur» (1983) y terminando por «Document» (1987), y entre medias «Fables of reconstruction» (1985). REM permanece en un ámbito reducido, muy vinculado a circuitos nada comerciales. Y es que la música de REM estaba alejada de lo que triunfaba en las listas de ventas en esos años de los 80, desde el «hair metal» hasta el pop de sintetizadores. REM no eran muy conocidos en EEUU, y mucho menos en Europa, más allá de los circuitos alternativos. Sin embargo, se ganaron rápidamente un lugar entre la crítica y empezaron a entrar en la categoría de «grupos de culto», por decirlo de alguna manera.
Estos primeros REM sonaban acelerados, sin ese sentido de la trascendencia, aunque ya se vislumbraba en algunos temas y letras, que adquirirían más tarde, con una influencia clara no sólo del power pop sino también del garage rock. De este periodo se recuerdan clásicos como «The one I love» (1987) e «It´s the end of the world as we know it (and I feel fine)» (1987), pero tampoco hay que olvidar canciones como «Radio Free Europe» (1983), «Begin the begin» (1986), «Cuyahoga» (1986) o la maravillosa «(Don´t go back to) Rockville» (1984), entre otras muchas.
Como decíamos, REM no encajaban en el mainstream del momento, y se les calificaba también de «intelectuales», una etiqueta que cada uno puede valorar como quiera. Sin embargo, y con su reputación por todo lo alto, fichan por una major, Warner, y siguen con su endiablado ritmo de trabajo de un disco por año. En 1988 publican «Green», un buen disco con canciones como «Orange crush», un tema marca de la casa, «Stand» (que no podemos olvidar algunos como música de cabecera de aquella serie que veíamos a comienzos de los años 90 en Canal + en abierto, «Búscate la vida») o «World leader pretend».
Y aquí REM paran. Tras seis discos en seis años se toman un descanso de tres, algo sorprendente y que supongo pondría nerviosos a los directivos de Warner. Tras este descanso, en 1991, las radios y televisiones de todo el mundo comienzan a poner una canción que rompe con todo, recordemos que estamos unos meses antes del puñetazo del grunge. «Losing my religion» se convierte en un hit instantáneo. La canción lo tiene todo, una épica barroca, una letra impresionante y controvertida, y esa mandolina que la define. Todo el mundo se pregunta quiénes son estos tipos, que además no son ni jóvenes ni guapos, pero que han sacado una canción impresionante. Recuerdo escuchar entonces que eran «el secreto mejor guardado…» y la sorpresa que me llevé cuando descubrí que tenían seis discos antes. Pero nunca los habíamos escuchado, de hecho prácticamente no habían llegado aquí.
«Losing my religion» coloca a REM en primerísima línea de la música popular, y en cierto sentido son un puente hacia lo que vendría después. De hecho, Nirvana, Pearl Jam, y tantos otros, señalarían estar muy influenciados por ellos. «Out of time» es un disco importante, con temas como «Radio song», «Texarkana» o la popera, y olvidada conscientemente por los propios REM, «Shiny happy people», que también fue una canción tremendamente popular.
Pero lo mejor estaba por llegar. En 1992 REM publican «Automatic for the people», donde van a ahondar en la melancolía épica que comenzaban a exhibir en algunos momentos de «Out of time». «Automatic for the people» es uno de los mejores discos de los 90, un disco redondo, donde todos sus temas alcanzan un elevado nivel. «Man on the moon» y, sobre todo, «Everybody hurts» colocan a REM aún más alto si cabe. Pero el resto de canciones no se quedan atrás, desde «Drive» a «Find the river», pasando por «Try not to breath», «Nightswimming», «The Sidewinder sleeps tonight»…En definitiva, un acontecimiento aclamado por público y crítica.
«Automatic for the people» es el punto más alto de la carrera de REM, lo que vendría después es más complicado de explicar y supone un descenso creativo, comercial y de crítica. REM estaban a la altura de U2 y compañía en 1992, eran uno de los grupos más populares del momento, pero eso iba a cambiar. Lo contamos en la segunda parte y os dejamos con «Everybody hurts» (¿un título premonitorio acerca de su posterior evolución?)