Fue en los años centrales de la primera década del siglo XXI cuando se produjo un redescubrimiento de la New Wave y una vuelta a un sonido que mezclaba las guitarras y las pistas de baile. Aunque comenzaron con The Strokes, pronto el otro lado del Atlántico montó un movimiento alrededor que incluso se atrevieron a bautizar con un «segundo BritPop». Pero no, aquello fue mucho más ecléctico y tuvo menos consistencia, lo cual no quiere decir que no saliesen algunas bandas sobresalientes, algunas notables y otras que, bueno, vamos a dejarlo. En 2004, Franz Ferdinand irrumpían con un debut impresionante que ya comentamos aquí el año pasado. Franz Ferdinand marcaron el camino a seguir y, a continuación, comenzaron a surgir bandas británicas que se colocaron en el mapa como Kaiser Chiefs, Maxïmo Park, los imposibles Kasabian, y los que nos ocupan, Bloc Party. En 2006, unos jovencísimos Arctic Monkeys arrasarían con casi todo, pero eso es otra historia. El caso es que Bloc Party aparecieron con un sonido un tanto diferente al resto, más ambiental y con un toque más épico. Allí donde Kaiser Chiefs, de los que hablaremos otro día, eran más festivos, o Franz Ferdinand más sofisticados, Bloc Party iban a resultar más cercanos al Post Punk más canónico, y también resultaban un tanto más eclécticos con sonidos bailables y con un sonido de batería que se convertiría en su seña de identidad en este primer disco. Sin embargo, sí que se les atribuyó un seguimiento de lo que hacían Franz Ferdinand, en el sentido de un sonido más bailable. El cuarteto londinense estaba encabezado por Kele Okereke, junto a Russell Lissack a la guitarra, Gordon Moakes al bajo y Matt Tong a la batería. Estos dos últimos dejaron la banda una década después, por cierto. Silent Alarm (2005) fue recibido por la crítica de forma muy positiva, con las texturas de las guitarras, el bajo Post Punk y la batería, esa batería uniforme. Obviamente, la voz de Okereke no tenía nada que ver con la Ian Curtis, pero también aportaría una identidad muy clara. Bloc Party también se inspirarían en grandes formaciones como The Smiths, de los que cogerían una cierta melancolía y algunas melodías, y en Radiohead, entre otros.
El disco comenzaba con «Like Eating Glasses», todo un pelotazo Post Punk que contaba con guitarras atmosféricas y la sección rítmica ya mostraba sus credenciales, mientras que Okereke se desgañitaba. Con «Helicopter» se mantienen en el mismo nivel del comienzo, una canción más acelerada y con la batería ya desatada. «Positive Tension» tiene un bajo al comienzo más sombrío pero luego el tema va creciendo y se hace más festivo. «Banquet» es una canción muy bailable, otra cima del disco, y aquí aparecen incluso aspectos de la New Wave. En «Blue Light» se nota más la influencia de The Smiths, un tema más pausado y oscuro. En «She’s Hearing Voices» apuntan a la electrónica y la batería está más metalizadada, es una canción que también se expande con las guitarras. «The Modern Love» se basa en una estructura que va de lo más atmosférico a lo más bailable.
En la segunda parte, «The Pioneers» apunta más hacia la épica, la batería sigue destacando y la voz de Okereke se lanza más arriba. «Price of Gasoline» es más electrónica, como de club, y en «So Here We Are» retornan a la épica con un sonido más expansivo, con el contraste entre las guitarras, más contenidas, y la batería, más machacona. «Luno» acelera el tempo, es más rockera lo que rompe con el tono del disco dentro de la diversidad del mismo, aunque sin salirse del Post Punk. «Plans» retorna a ese punto más ambiental y atmosférico. Y el cierre es para una «Compliments» que incide en la intensidad y en lo expansivo, con canción oculta al final de carácter instrumental.
Como decíamos, la crítica se rindió y tuvo buena repercusión en ventas, especialmente en Reino Unido. Sin embargo, igual no recibieron tanta atención como otras bandas. Con A Weekend in the City (2007) lograron mantenerse y no tardaron en sacar Intimacity (2008). Pero, el resto de discos, dos hasta la fecha aunque anunciaron que habían grabado un disco para este 2020, no tuvieron tanta repercusión y las críticas fueron peores. Pero hay que destacar este Silent Alarm como un gran debut, un trabajo que no ha perdido vigencia tres lustros después y que sigue teniendo canciones infalibles.