Era principios de los noventa cuando los objetivos de la prensa musical volvían a girarse hacia las islas británicas. Finiquitado el sonido ‘madchester’ y ante la languidez del acid house, la música británica parecía condenada a un papel secundario en la escena musical internacional, pero la aparición de una serie de jóvenes bandas herederas de los más músicos británicos de los 60 y 70 y como reacción a la rotunda aparición en EEUU del ‘grunge’, cuyo éxito masivo envidiaban muchos, conformó un movimiento que por escueto no deja de ser uno de los más importantes de la reciente historia del pop internacional. Y como uno de sus elementos definitorios, la rivalidad entre sus bandas más representativas: Oasis y Blur.
Para muchos son estos últimos los más genuinos portadores del sonido británico por su herencia de icónicas bandas como The Kinks o The Smiths entre otras, además de ser, junto a Suede, los primeros en grabar y alcanzar el éxito. En concreto Blur – formados en Colchester en 1989 por Damon Albarn (voz y guitarra), Graham Coxon (guitarra), Alex James (bajo) y Dave Rowntree (batería) – no lanzarían su debut Leisure hasta 1991, y en él aún se dejaba notar la vigencia de los ritmos shoegazing y baggy que habían caracterizado el ‘madchester’. El éxito les esquivó y no sería hasta su segundo disco de 1993, Modern Life Is A Rubbish, cuando comenzaron a depurar sus influencias y a caracterizar su sonido, que alcanzarían el puesto 15 en las listas británicas y un cierto reconocimiento de la crítica. El sencillo previo a su lanzamiento, Popscene que luego desaparecería de la edición europea, les distanciaba de su primer disco y les acercaba a su etapa más exitosa, inaugurando un movimiento que poco a poco irían engrosando nuevas bandas. El disco incluiría temas de mayor éxito como For Tomorrow o Chemical World, tema este último con el que consiguieron cierto eco en EEUU.
Sería en abril de 1994 cuando entrarían directos al número 1 de las listas británicas con Parklife que, junto al Definitely Maybe de Oasis, sería considerado el álbum icónico del britpop. Su primer single fue la bailable Girls & Boys, a la que acompañaban temazos como This Is A Low, End Of A Century, To The End o la emblemática interpretación del actor Phil Daniels, protagonista de la película Quadrophenia, en Parklife haciendo una demostración de la enorme versatilidad que será uno de los principales rasgos del cuarteto ya afincado en Londres. El enorme éxito de público y crítica les colocaba en una privilegiada posición de cara a un siguiente trabajo que debía confirmarles como la banda más grande del Reino Unido.
Pero el cetro se lo llevó Oasis que, unas semanas más tarde de que Blur publicara el excelente The Great Escape, les sobrepasaban con What’s The Story Morning Glory?. Presentado con urgencia en agosto de 1995 con el fin de adelantarse al lanzamiento de lo nuevo de Oasis, su primer single Country House, que se aupó directamente en el número uno de las listas británicas, supuso el comienzo de la batalla del britpop. Las críticas fueron muy favorables pero las ventas fueron menores especialmente en el mercado norteamericano en el que los Gallagher conseguirían un gran éxito. Temas como Stereotypes, Charmless Man o The Universal pasarían a formar parte de la banda sonora de una generación, pero el cuarteto no terminaba de sentirse cómodo en su nueva posición por lo que, tras un breve período alejados de los focos, Albarn y Coxon redirigieron su interés hacia el indie-rock norteamericano, lo que les llevaría a experimentar un nuevo sonido en sus dos destacables pero incomprendidos trabajos posteriores.
Así llegó Beetlebum en 1997, sencillo con el que presentaban su álbum homónimo y que les aupaba a liderar otra vez las listas británicas, aunque por poco tiempo. Sus seguidores tradicionales no terminaron de comprender sus nuevas directrices, a pesar de contener canciones con su sonido más clásico como On Your Own o Moving On, y pronto caería al fondo de las listas. Por contra ganarían audiencia en EEUU, especialmente tras el lanzamiento de la popular Song 2, que también les ayudaría a remontar ligeramente en su país. Y en 1999 culminarían con 13 su brillante exploración sonora con su álbum más introspectivo. Tender, el single de lanzamiento, volvía a descolocar a la audiencia como aperitivo de un trabajo maduro y definitivamente alejado de la superficialidad de la que a menudo se les había acusado. Swamp Song, Caramel o No distance Left To Run son otras grandes canciones de un trabajo en cuyas letras se adivina el dolor de Albarn por su reciente ruptura con la cantante de Elastica, Justine Frischmann. De su siguiente trabajo Think Tank poco se puede destacar; considerado la fallida continuación de 13 supuso la ruptura entre Albarn y Coxon, que abandonaría el grupo antes de empezar la gira.
De esta forma los dos principales talentos de la banda emprendían proyectos propios en lo que parecía una ruptura irreparable. Coxon continuaría con su prolífica carrera en solitario, que nunca abandonó y cuyo mayor éxito llegó con el Happiness In Magazines de 2004, mientras que Albarn daría rienda a sus intereses por la electrónica y la música étnica con proyectos como The Good, The Bad & The Queen, Gorillaz o en solitario.
En 2009 se produciría la inesperada reunión de la formación para dar varios conciertos en Reino Unido, entre ellos dos exitosos recitales en Hyde Park de los que se extraería un nuevo cd en vivo. Todo parecía indicar que las rencillas iban desapareciendo; en algunas declaraciones afirmaban la posibilidad de nuevo material y las actuaciones, aunque esporádicas, se iban sucediendo hasta que ya en febrero de 2015 anunciaban el lanzamiento de un nuevo disco de estudio después de doce años. The Magic Whip, definitivamente lanzado a finales de abril y que próximamente reseñaremos en este blog, supone el regreso de una de las mejores y más influyentes bandas surgidas del Reino Unido en las últimas décadas, auténticos supervivientes del britpop y sin duda el reflejo de su más digna cara.