Parece que se consolida el proyecto de estos dos músicos privilegiados que con este segundo disco vienen a confirmar los provechosos frutos que da su asociación. Como no podía ser de otra forma Brian Burton (más conocido como Danger Mouse) se reserva las labores de producción y la voz la pone James Mercer (líder de The Shins) mientras que ambos comparten las de composición y la interpretación de todos los instrumentos. El resultado es un disco de pop luminoso y contenido en el que la electrónica tiene un papel destacado al igual que la música negra y los sonidos ochenteros.
El arranque está protagonizado por los sintetizadores tanto en la electrónica ascendente de Perfect World como en las programaciones sencillas y animadas de After the Disco para ir reduciendo su presencia en el resto del disco a partir de Holding on for Life, más acústica y encabezada por un resonante bajo. Leave it Alone es uno de los puntos álgidos, influenciada por la música negra incluidos los coros acompañando a la suave guitarra. En los dos temas siguientes suben las pulsaciones; The Changing Lights gana en ritmo con respecto a las anteriores de nuevo con ágiles coros y Control tiene un animado estribillo así como un final de lo más bailable. Lazy Wonderland suena moderna con sus arreglos clásicos, una de las señas de identidad de las producciones de Burton y sus composiciones neo-soul. Los ochentas reaparecen en Medicine con un sonido brit en la distancia de sus guitarras y sintetizadores, electrónica que también es protagonista en No Matter What You´re Told. The Angel and the Fool suena a acertado ejercicio de trip-hop para cerrar la fiesta con los animados coros de The Remains of Rock & Roll junto al solo de guitarra que pone el punto final.
Siempre es un placer escuchar los trabajos en los que interviene Danger Mouse (The Black Keys, Gnarls Barkley, Beck o el próximo lanzamiento de U2 entre otros) con su renovadora forma de interpretar sonidos rescatados de un pasado amenudo reciente, que en sus manos suenan relucientes y actuales. A su lado Mercer, una de las voces más características y menos americanas del actual pop-rock americano, interpreta con maestría la serie de once temas sin apenas desperdicio que ambos han compuesto con mayor acierto si cabe que en su primer trabajo juntos.