Pasados cuatro años desde la pequeña decepción que supuso Carried to dust, los Calexico retoman el camino que habían emprendido en Garden ruin, alejándose un poco más de la música ambiental de sus inicios para cantar más y mejor desde su inevitable frontera.
Nuevos temas en los que vuelve a destacar la perfección alcanzada en la ejecución de las influencias mexicanas, pero sobre todo la limpieza en una producción tan elegante como siempre, que se sirve de las instrumentos más tradicionales para seguir renovando la música del suroeste de E.E.U.U. y el norte de México.
Su música sigue destilando una intensa y triste belleza en temas como Epic o Fortune teller pero sin duda es en Para donde el disco alcanza sus cotas más altas de una emoción que abunda a lo largo todo el disco, aunque en menor medida en los temas con más influencia latina.
Ya fueron un acierto los cambios iniciados en Garden Ruin, con la cada vez mayor presencia vocal de Joey Burns o el evidente acercamiento a los cánones del pop y del rock, como también lo fue el no abandonar las esmeradas instrumentaciones marca de la casa que les proporcionaron sus primeros éxitos. De esta forma Calexico parecen haber encontrado definitivamente su sitio en la música popular, lo cual tiene un enorme mérito para una apuesta como la suya.