De expectativas y sentimiento o una noche con Placebo

Palacio de los Deportes de La Rioja, Logroño (La Rioja), 6 de mayo de 2017

Que Placebo llegasen a Logroño a tocar era un acontecimiento en lo musical y cultural de primer nivel, y que la apuesta y la valentía de Promociones Iregua por traer este concierto a nuestra región era salto cuantitativo y cualitativo por varios motivos. Primero, porque suponía poner en el mapa a La Rioja y Logroño dentro del complejo y competitivo circuito de giras internacionales, siendo la única fecha del norte de España. En segundo lugar, porque Placebo es una banda icónica de la segunda mitad de los noventa y de la primera parte del siglo XXI, que forma parte del universo simbólico de aquellas generaciones socializadas en ese periodo y que nos identificamos con lo que se denominaba como ‘alternativo’, ‘indie’, o lo que sea, pero eso es un hecho sociológico. Así se observó en la mayor medida de un público generacional que además procedía también de regiones de los alrededores. Que una formación de estas características haya tocado en nuestra región puede ser un antecedente muy positivo de futuro. Cierto, hemos visto bandas y artistas de ese nivel en Actual, pero eso es otra historia y no lo digo como algo negativo. De hecho, el ambiente que se respiraba en el recinto y entre el público era el de las grandes ocasiones, una especie de emoción por ver a Placebo al lado de la puerta de tu casa. Y expectativas, porque Placebo, como hemos venido contando estos meses en algunos artículos, fueron una banda clave en ese periodo. Llegaban celebrando su vigésimo aniversario y eso también le añadía un componente especial.

Así estábamos, por lo tanto, con la emoción del momento y las ganas de disfrutar del concierto, aunque no tuvimos la suerte de llegar a ver a Digital 21, el otro proyecto de Stefan Olsdal, la agenda estaba complicada ese sábado. A las 22:05, con una puntualidad, hicieron su aparición los músicos de acompañamiento de Brian Molko y Olsdal, sobrios y en un segundo plano pero eficaces. Cuando Molko y Olsdal se situaron al frente del escenario del Palacio de los Deportes, las primeras filas ya hervían, por cierto que no parecía que habían pasado los años por los dos. El set list fue generoso, superó las dos horas y cayeron hasta veinticinco temas, si bien no sólo se centraron en sus hits o sus discos más exitosos, que tampoco faltaron. El comienzo fue para un intenso ‘Pure Morning’ de su segundo trabajo, Without You I’m Nothing (1998), donde ya mostraban su fuerza eléctrica que sería la marca de la noche. Le seguiría ‘Loud Like Love’, de su trabajo del mismo título publicado en 2013, que mostraría cómo algunos temas de los menos conocidos por los asistentes también alcanzaban gran intensidad en un concierto que no contó con altibajos. ‘Jesus’s Son’ pertenece a su EP publicado el año pasado, Life’s What You Make It, lo que también mostraba cómo se iban a ir guardando la artillería para el final, aunque con momentos elevados durante el concierto. Así ocurrió cuando a la quinta cayó ‘Special Needs’ de Sleeping With Ghosts (2003). También intensa sonó ‘Twenty Years’ de su recopilatorio de 2004, preludió de una endurecida y fantástica ‘I Know’ de su disco de debut, para mí uno de los momentos más especiales del concierto. Regresaron a su periodo más exitoso como ‘Protect Me From What I Want’ que precedió a otra de las cimas de la noche, ‘Without You I’m Nothing’, interpretada con fuerza y con homenaje a David Bowie en las proyecciones ya que la cantó con ellos hace casi dos décadas. Y a partir de este momento la cosa fue creciendo en intensidad con una coreada ’36 Degrees’, con la épica ‘Lady of the Flowers’, ‘Slave to the Wage’ y ‘Special K’ del Black Market Music (2000), ‘Song to Say Goodbye’ y el cierre con la soberbia ‘The Bitter End’. Quedaba todavía la traca final a través de un bis que comenzó con ‘Teenage Angst’, seguida de una imparable e inevitable ‘Nancy Boy’ que fue como una tormenta eléctrica, cerrando con ‘Infra-Red’. Habría tiempo para un regreso más, la vuelta fue para la versión del ‘Running Up That Hill’ de Kate Bush que publicaron en Covers (2003), soberbia al imprimir a la teatralidad y al dramatismo de la composición de Bush su épica y electricidad.

Con el público convencido, Placebo abandonaron el Palacio de los Deportes en un gran concierto que cumplió de sobra las expectativas. Faltaron algunos de sus temas más conocidos (‘Come Home’, ‘This Picture’, ‘English Summer Rain’, ‘Every You Every Me’ ‘Bruise Pristine’, ‘Black-Eyed’), eso es un hecho, pero eso también es a gustos. Lo que no hay que discutir es que los británicos brillaron en la noche logroñesa a través de una puesta en escena también elegante y sobria. Y una experiencia que nos remite al inicio de esta crónica, la posibilidad de que La Rioja pueda albergar conciertos de esta magnitud. La apuesta fue muy importante, y ahí queda eso.

El mensaje de esperanza de Kase.O

Polideportivo Las Gaunas, Logroño (La Rioja), 18 de marzo de 2017

Javi Castro y yo sabíamos que íbamos a ser de los más veteranos en un Polideportivo Las Gaunas que registraba un ‘Sold Out’ para ver a Kase.O, concierto de la mano de BoogyMusic y Promociones Iregua. Integrante de los míticos Violadores del Verso, la expectación por verlo estaba más que justificada y, especialmente, por la presentación que realizaba de su último trabajo, el aclamado por la crítica El Círculo (2o16), con el que también ha superado la barrera del Hip Hop y ha llegado a otros públicos. Y es que hay que resaltar que en no pocas ocasiones pesan sobre este estilo ciertos prejuicios y estereotipos que están injustificados y que, lamentablemente, en ciertos ámbitos no se le tiene la consideración que merece. Además, es uno de los estilos favoritos de los más jóvenes, y eso también es comprensible ya que les ofrece algo, en parte un mensaje y en parte un espacio propio, que también muchas veces no aparece en otros con los que nosotros nos podemos sentir más identificados. Y eso es lo que vimos también en el concierto del sábado en el Polideportivo Las Gaunas.

Pasados unos pocos minutos de las 22:00 aparecía R de Rumba como DJ y aquello comenzaba a caerse, cosa que hizo cuando hizo acto de presencia Kase.O para comenzar a desgranar los temas de El Círculo, apoyado en todo el concierto por El Momo. Cayeron impecables ‘Esto no para’, la tremenda ‘Yemen’, ‘Triste’ y ‘Guapo Tarde’. A continuación ya fueron entrando también canciones de Violadores del Verso, como no podía ser de otra manera, como ‘Pura droga sin cortar’ y ‘Ninguna chavala tiene dueño’, ambas muy celebradas, para retornar a su último disco con ‘Amor sin cláusulas’. Luego le tocó el turno para ‘Billete de ida hacia la tristeza’ y ‘Viejos ciegos’ con Xhelazz. Aquello era un continuo no parar con las rimas de Kase.O imponiéndose, crudas, duras pero con un importante punto reivindicativo. ‘Chúpala’ fue su colaboración con Dogma Crew. ‘Vivir para contarlo’ de Violadores del Verso levantó de nuevo al público, y mientras intercalaba temas de El Círculo llegó al final con ‘Mitad y Mitad’, también de su última entrega. El retorno se produjo con ‘Javat y Kamel’, ‘Como el sol’ y ‘Repartiendo arte’. Pero había tiempo para más que fueron para la impactante interpretación de ‘Basureta’, ‘Cantando’ y ‘Outro’ que fue una de las letras que más nos gustaron. Mención aparte para las últimas palabras de Kase.O al finalizar, en ese momento te acabas de dar cuenta del impacto del Hip Hop entre los más jóvenes porque, entre otras cosas, al menos les ofrecen esperanza.

Tormenta eléctrica de Joseba Irazoki

Fast Fun Bizarre, Logroño (La Rioja), 28 de enero de 2017

Los amigos de la Fast Fun Bizarre prepararon un concierto sorpresa para la tarde del sábado 28. En un entorno cercano, presentaron a Joseba Irazoki que, en una propuesta minimalista, con dos guitarras, ofreció un concierto eléctrico. No es la primera visita de Irazoki a tierras riojanas, también lo hemos podido ver en el Stereo recientemente. Joseba Irazoki formó parte de Atom Rhumba, banda que alcanzó su grado de máxima popularidad en la primera mitad de la primera década del siglo XXI y que publicaron su último disco en 2010, Gargantuan Melee. Poseedores de un sonido muy rockero, contundente y directo, la web de Ruta 66 anunciaba hace unos días su regreso a los escenarios. La carrera de Irazoki en solitario también cuenta con una importante producción, como los discos Olatuetan (2006), Guizona Zakur Eguin Zen (2006), Euria Ari Du (2009), Joseba Irazoki eta Lagunak (2014) y varios EPs como Negurdi (2008) y Oso Banda (2010), además del publicado en 2016 también bajo la denominación Joseba Irazoki eta Lagunak. Ecléctico en su sonido, pasando del Rock & Roll al Folk y al Country, sin olvidar caminos más experimentales, ha girado y colaborado con Duncan Dhu, Nacho Vegas, entre otros.

Clase y elegancia mostró Joseba Irazoki en su concierto logroñés, seguido atentamente por los asistentes mientras desplegaba su virtuosismo a las seis cuerdas. Canciones donde desplegó una tormenta eléctrica, en algunas ocasiones únicamente instrumental y en otras composiciones emocionantes. Hubo guiños a los sonidos más norteamericanos, ramalazos Blue y a Javi Castro le recordó vivamente a William Tyler. Además, hubo espacio para algunas versiones, aunque al final del concierto tuvo más cabida una apuesta menos melódica. El público salió satisfecho de un concierto sorpresa y especial, un tipo de iniciativas que sin duda se agradecen y que nos permiten contar en nuestra región con propuestas como la de Joseba Irazoki.