Pocas bandas están tan mitificadas como Joy Division, y su influencia llega hasta la actualidad. La historia de Joy Division es muy conocida, ha habido películas, documentales, libros, etc., especialmente sobre la figura de Ian Curtis. Es el turno de contarla de otra forma, a través del modelo de historia oral que reza el subtítulo, y ha sido el reconocido periodista Jon Savage, testigo también de la época, el encargado de realizarlo en Una luz abrasadora, el sol y todo lo demás que ha publicado en España Reservoir Books. De Savage son Teenage: la invención de la juventud, 1875-1945 y su trabajo sobre el Punk y los Sex Pistols, England’s Dreaming, entre otras muchas. Para su relato sobre Joy Division ha apostado también por la opción cronológica, muy detallada, para abordar los pocos años de existencia de la banda, de 1976 a 1980, lo cual permite ver la rápida evolución de la banda, sus integrantes y su entorno y la velocidad que cogió cuando comenzaban a ser conocidos y tenidos como referentes. Savaga indaga en el contexto del Manchester de mediados de los setenta, y de los orígenes de los integrantes de Joy Division, contextualizando cómo cuatro chicos cuyos orígenes eran de clase trabajadora revolucionaron la música popular. Tras la eclosión del Punk, Joy Division iban a saltar a otra dimensión a través de un sonido icónico, ambiental y con Curtis como figura destacada.
Las voces de los protagonistas más destacadas son las de Bernard Summer y Peter Hook, que forman la banda, primero Warsaw, a la que se incorporan Curtis y el batería Stephen Morris. Summer y Hook llevan más peso en el relato, por el que también pasan Tony Wilson, el cofundador de Factory; Rob Gretton, representante de la banda y también cofundador de Factory; el diseñador Peter Saville, que ocupa el rol de los anteriores con respecto a Factory; entre otros muchos. El relato que ensambla Savage es fascinante y se lee de un tirón. Uno de los objetivos de Savage es desmitificar esa imagen oscura que ha quedado de Joy Division y, especialmente de Ian Curtis. Para Savage, y para muchos de los testimonios, Curtis no se correspondía del todo con esa imagen que se se ha quedado marcada a fuego por su suicidio. Sí que se incide en la cuestión de su carácter introspectivo y un tanto depresivo, en las consecuencias de la epilepsia, y en su situación personal y familiar, había tenido una hija, tenía problemas en su matrimonio y estaba enamorado de una periodista belga, Annik Honoré, que también da su visión en el libro. Pero se presenta a unos Joy Division menos trascendentales, o menos autoconscientes de ello, de lo que la historia los ha puesto, y con una realidad mucho más prosaica. También parece que el futuro de la banda, a tenor de la situación de Curtis, no iba a tener mucho más recorrido como tales. No dejan de aflorar sentimientos de culpa por parte de los protagonistas por no haber visto venir la situación. De todas formas, esa situación tan prosaica se observa en la continuación natural de Summer, Hook y Morris como New Order, junto a Gillian Gilbert.
Una luz abrasadora, el sol y todo lo demás es de obligada lectura para los seguidores y seguidoras de Joy Division, así como a los aficionados a la música. Apunta algunas claves interesantes sobre la banda y su contexto y te dan ganas de volver a ver rápidamente la grandísima 24 Hour Party People (2002) de Michael Winterbottom en el que se cuenta la historia de Factory y la escena musical de Manchester desde mediados de los setenta hasta los noventa. También de regresar a Control (2007) de Anton Corbijn, que aparece brevemente en el libro, sobre la vida de Ian Curtis. Joy Division tuvieron cuatro años de carrera, dos discos enormes como Unknown Pleasures (1979) y Closer (1980), ambos producidos por otro protagonista central como fue Martin Hannett. Canciones como «Isolation», «Dead Souls», «Transmission», «New Dawn Fades», «Shadowplay», «Love Will Tear Appart» o «Atmosphere» son eternas.