Segundo disco en apenas medio año de este talentoso artista norteamericano que, tras su exitoso salto a la primera línea del country con su debut (‘Traveller‘, 2015) después de años componiendo para otros, continúa deslumbrando con su poderío vocal y su efervescencia creativa. De nuevo firma casi todas las canciones (coescritas la mayorías de ellas) de esta continuación del ‘From a Room – Volume 1‘ que publicara en mayo del pasado año para completar una uniforme colección de canciones, en general más íntima y austera que en su debut, pero igualmente efectivas y brillantes.
De nuevo producido junto a Dave Cobb, vuelve a beber de las más variadas fuentes de la música norteamericana para componer este rico muestrario cosido con buen pulso a base de ricas guitarras y derroche vocal. Lenta pero firme Millionaire abre el disco desde una tradición puesta al día tras la que Hard Livin’ introduce unas guitarras más ligeras y de mayor dureza. El ritmo country más evidente aparece en Scarecrow in the Garden, un medio tiempo contundente que precede al blues pesado y lleno de emoción e interpretado con desgarro de Nobody’s Lonely Tonight y al también efectivo blues-country de Tryin’ to Untangle My Mind. Una cálida y suave balada como A Simple Song da paso al subidón eléctrico que carga el estupendo riff de Midnight Train to Memphis antes del cierre a lomos del blues pesado e íntimo (guitarra y voz) con Drunkard´s Prayer y el medio tiempo también bluesero y melódico de Friendship.
Acompañado en los coros por su esposa Morgan y arropado por una modesta banda, vuelve sin hacer ruido este vaquero de Kentucky a hacer una demostración de su rico bagaje musical y de la sabia fórmula de la que resulta su música tradicional a la vez que actual; sin duda uno de los artistas más interesantes del country último.