Cuando comienzas a profundizar en la carrera de un artista o banda, sueles hacerlo primero con el recopilatorio de turno. En mi caso, Neil Young no fue una excepción y eso que la publicación de discos recopilatorios en el repertorio de Young, son una rara excepción. Yo me compré el limitadísimo Greatest Hits (2004) que sólo abarcaba dieciséis temas…dieciséis temas…Sin comentarios. Allí estaban todos sus clásicos, incluido «Comes a Time». Posteriormente, en el documental fantástico Heart of Gold (2006) de Jonathan Demme, en el que presentaba su notable Prairie Wind (2005), apareció de nuevo el «Comes a Time» en una interpretación enorme con numerosos invitados/as, además de «Four Strong Winds». Esa actuación hizo que me fijase en esa canción a la par que en los siguientes años iba llegando a la obra de Young. Empezaba a incorporar sus discos clásicos como Harvest (1972), Tonight’s the Night (1975), ya tenía el Harvest Moon (1992). Pero luego irían cayendo otros como Mirrorball (1995), Freedom (1989) o Ragged Glory (1990), a la vez que me iba haciendo con sus novedades prácticamente desde el ya citado Prairie Wind. De ahí a que fuesen entrando otros como After the Gold Rush (1970), On the Beach (1974), Zuma (1975) o Rusts Never Sleeps (1979) pasaron muy pocos años, y entre ellos también entró el Comes a Time (1978), que rápidamente se convertiría en uno de mis favoritos. Además, con los libros sobre Neil Young y los de sus memorias ibas entendiendo cómo se habían gestado esos trabajos, así como se veía la volcánica y compleja personalidad de un Young que no ha tenido filtros y que ha hecho siempre lo que ha considerado oportuno. Hay que insertar el Comes a Time en su contexto, con un Young en modo muy hiperproductivo (¿cuándo no?), consolidado como figura clave de la escena musical del Rock ‘N’ Roll, con un estilo característico mezcla del Country y el Folk. También era una figura clave de aquel estilo denominado Laurel Canyon en California, lo que también representaba que el Young de los finales de los setenta también era prácticamente ya un «dinosaurio» de la música pero que seguía haciendo unos discos de una altísima calidad. Venía Young de hacer American Stars ‘n Bars (1977) con sus infatigables Crazy Horse cuando, tras publicar el recopilatorio Decade (1977), se trasladó a esos sonidos más intimistas, basados en las acústicas, en los sonidos del Folk y el Country, con su voz aguda característica, acercándose incluso a Nashville para afrontar parte de la grabación de Comes a Time. Allí contó de nuevo con Crazy Horse, que en esta ocasión no tendrían la oportunidad de desatar su furia como Sampedro, Talbot y Molina acostumbran y que intervinieron en dos temas, además de con músicos de altura como el habitual y maestro del pedal steel Ben Keith, J.J. Cale, Spooner Oldham o una Nicolette Larson que será una parte fundamental del disco con su delicada y preciosa voz, haciendo de contrapunto en buena parte de los temas a Young. El disco es una maravilla y cuatro décadas después no ha perdido ninguna vigencia, sigue sonando fresco, campestre, vital, una gozada en definitiva.
El comienzo es una delicia, una «Goin’ Back» acústica, con ese sonido tan característico, con la voz aguda de Young y con unos coros donde entra una Larson fantástica, con el contrapunto de unas cuerdas que también serán características en el disco. Y es que luego llega un clásico, «Comes a Time», esos violines impresionantes, para un tema que lo tiene todo, una canción muy Country con las acústicas, la melodía, la letra, las voces de Larson y Young que se conjugan a la perfección, sigue emocionando. «Look Out For My Love» es la primera de las canciones en las que están presentes Crazy Horse, tiene el tono épico de Young pero en acústica aunque también hay entrada para la eléctrica. Y Crazy Horse también aparecen en la genial «Lotta Love», un sonido con matices diferentes, incluso en algunos momentos puede haber también un tono lejano de Soul, con un tempo diferente y que también te marca, siendo grabada posteriormente sería grabada por Larson en solitario.
Tras un comienzo tan poderoso no baja el nivel con «Peace of Mind», un tema más intimista y con menos presencia instrumental con una voz que Young que estremece. «Highway Man» es una joya escondida, un tema muy del Country- Folk, con una presencia destacada del banjo, una melodía preciosa y con Larson de nuevo sobresaliente. En «Already One» Larson precisamente adquiere un mayor protagonismo con otro tema de tono delicado. Por su parte, «Field of Opportunity» pertenece al Country más clásico, esos violines tan en primera línea, y con un Young cantando de forma diferente. En «Motorcycle Mama» le dota de un tono más Blues con esas guitarras eléctricas del comienzo y con Larson de nuevo dándolo todo. El cierre es para la emocionante «Four Strong Winds», Young y Larson haciendo de nuevo un dueto fantástico, y con esos violines fascinantes.
Emociona regresar a Comes a Time, para mí uno de los mejores y más bonitos discos de Neil Young. Sí, luego haría grandes trabajos pero no alcanzaría la intensidad de este disco de 1978, claro que Harvest Moon (1992) es un buen disco (y en él estarían también Larson, Keith, Oldham, Drummond…) y que, para mí, Praire Wind es especial, pero no son Comes a Time. Una obra maestra del gran Neil Young, un disco que te llega muy dentro.