A veces nos dan momentos curiosos y nos ponemos a recordar artistas o bandas, y sí que es fácil que algunas de nuestras debilidades salgan continuamente, pero en otras ocasiones nos centramos en artistas más alejados de nuestros gustos más definidos. Es el caso que nos ocupa, los británicos Jamiroquai, que tuvieron sus éxitos en los 90 y luego comenzaron a decaer en el siglo XXI. Pero vayamos por parte. Primero, hay muchas canciones de Jamiroquai que me encantan y que pondría en una fiesta para bailar, también que tenían su calidad y que su aparición en 1993 fue una anomalía en el mundo de la música pop. También hay que señalar que Jamiroquai es una banda por mucho que lo identifiquemos con su integrante principal, Jay Kay, principal compositor, cabeza visible, frontman, etc. A todo ello se añade una imagen difícil de olvidar con sus gorros que se ha ido colocando a lo largo de su trayectoria, ahí queda el penacho de plumas y demás. Además, Jay Kay también se marcaba unos pases de baile muy particulares que se convirtieron en otra de sus señas de identidad. Pero, como decíamos Jamiroquai fue una anomalía con su debut en 1993 con el disco Emergency on Planet Earth, que incidía en una mezcla de ritmos del Funk, el Jazz, el Acid Jazz, el Soul, etc., con una clara influencia también del gran Stevie Wonder, además de esa voz también particular que le permitía pasar de un registro a otro. Su música era muy optimista y vital y todavía el eclecticismo del Pop no llegaría a los cauces donde hubiese encajado mejor su propuesta. Pero canciones como ‘When You Gonna Learn’ o ‘Too Young To Die’ sonaban muy bien y los subieron arriba.
Entre los ingredientes de Jamiroquai destacaba una conciencia ambiental en los años en los que ya se advertía del cambio climático y de las consecuencias de la mano del hombre sobre la naturaleza. Entre sus contras, la más evidente y que se reiteraría con los años, una linealidad muy clara en su música que, por momentos, no descubría más allá. Seguramente eso le pasó en su segundo disco, The Return of the Space Cowboy (1994), que le consolidó de forma muy clara con temas como ‘Space Cowboy’, ese bajo en la tradición Funk, o el muy Soul ‘Half the Man’. Jamiroquai continuaban vendiendo millones de discos pero también daba la sensación de que no cambiaban de tema. Entonces, deciden cambiar un poco y lo hacen con el mejor disco de su carrera, en mi opinión, Travelling Without Moving (1996), un trabajo donde enlazan cuatro temas tan redondos como ‘Virtual Insanity’, ‘Cosmic Girl’, ‘High Times’ y, mi favorita de toda la discografía de la banda, ‘Alright’.
Hay un cierto cambio de dirección e incluso podemos señalar que se centran en temas más bailables, además de canciones como ‘Cosmic Girl’ que se convierte en uno de los hits de la banda más importantes. Atrás queda la conciencia medioambiental, el vídeo de ese tema con los coches de alta gama chirria mucho más de la cuenta y otros acontecimientos posteriores de Jay Kay lo confirman. Pero, musicalmente, creo que con su tercer disco logran su cima creativa. El giro más disco también se aprecia en su siguiente trabajo para el que se dejan un margen de tres años. Synkronized (1999) cuenta con la menos lograda ‘Deeper Underground’ pero con un llenapistas como es la soberbia ‘Canned Heat’, un tema redondo que les sigue manteniendo en primera línea, con esas guitarras deudoras de Chic (como tantas otras), esa sección de cuerda y el estribillo, y que es de lo más salvable de uno de sus discos más irregulares:
La apuesta sigue con esa línea con A Funky Odyssey (2001) donde comienzan también con tema que, sin estar a la altura de ‘Canned Heat’, no deja indiferente como es ‘Litte L’, otro tema que te lleva a mover los pies, como también lo hace la también muy lograda ‘Love Foolosophy’ donde queda claro que aquello de salvar el planeta, bueno, lo dejamos para otra ocasión. El disco descendía en su calidad pero también supuso que la otra cabeza creativa de la banda, Toby Smith que permanecía muy discreto en un segundo plano, dejase la formación. Aquello sí que implicó un punto de inflexión muy importante y, además, la diversificación de la música Pop y los cambios en las tendencias dejaron en una situación complicada a Jamiroquai:
Su siguiente trabajo llegaría en 2005, Dynamite, que pasó muy inadvertido. Valga como indicador que yo pude comprar el disco en una gran superficie comercial por cuatro euros casi un año después de su lanzamiento, todo un indicador de la evolución de la industria. Aunque contenía algunos temas interesantes, ahí queda ‘Seven Days in Sunny June’, estaba claro que el tiempo de Jamiroquai había pasado, aunque había temas bailables y esas secciones de viento incorporadas con los sintetizadores habían venido para quedarse hace tiempo. Con un muy recomendable recopilatorio en 2006, el siguiente disco de la banda no llegaría hasta 2010 con el muy desapercibido Rock Dust Light Star y se espera disco para este 2016. Está claro que tuvieron su momento y que su apuesta, si no novedosa, era interesante. Aunque repititivos, nos quedan unas cuantas canciones (algunas de ellas carne de emisoras nostálgicas) y todavía bailaremos con ellas, aunque no consiguiese salvar el planeta.