Conor Oberst hace tiempo que se merece un amplio artículo, y prometemos contarlo en breve. Ahora nos detenemos en su último disco de estudio, el más que notable «Upside Down Mountain», recientemente publicado y en el que retoma su carrera en solitario. Y aunque lo contaremos más adelante, a sus 34 años, Oberst es una de esas promesas del rock americano que se va convirtiendo en realidad. Ya sea con su proyecto más reconocido, Bright Eyes, con amigos en Monsters Of Folk (M Ward, Jim James de My Morning Jacket y Mike Mogis) y en numerosos trabajos que sitúan al bueno de Oberst en una hiperactividad que se acerca a la Tweedy o White. Esta gran exposición hace difícil concentrarnos en su obra en solitario, que cuenta con dos trabajos como discos de larga duración anteriormente, y para los que formó como banda a The Mystic Valley Band: el sobresaliente «Conor Oberst» (2008) y el más flojo «Outer South» (2009).
Oberst tiene un talento descomunal y desde sus precoces inicios se le ha comparado con Dylan y otras grandes luminarias. Partiendo del country, ha ido desembocando en otros estilos como el propio rock, el folk, e incluso la influencia de la electrónica. Oberst es un tipo inquieto y se había escrito que su nuevo disco en solitario sería como una vuelta al country, pero no, resulta que sí que hay algunos matices, como la presencia del pedal steel en varios temas, pero es un disco de sello Oberst, ecléctico y con muy buenas canciones. Además, el disco cuenta con la coproducción de Jonathan Wilson, una garantía, y sus manos se notan.
«Time Forgot» es un notable medio tiempo que crece con las escuchas y que es seguida por uno de los mejores temas del disco, «Zigzagging Toward The Light», una maravilla que juega entre lo acústico y lo eléctrico, más rockera. En «Hundreds of Ways» pisa el freno y se lanza a terrenos más mestizos, con presencia de sección de viento incluida. Sigue por la melancolía el sobresaliente medio tiempo «Artifact», pero desciende el nivel con la más lenta «Lonely at the Top», también más country. «Enola Gay» se supera con las escuchas y acaba destacando en el conjunto, pero con «Double Life» vuelve a perder el tino.
«Kick» recupera el pulso más rock y con «Night at Lake Unknown» acierta en los temas de corte más country, aunque «You Are Your Mother’s Child» no consigue un resultado tan destacado. «Governor’s Ball» vuelve a los palos más eléctricos y con «Desert Island Questionnaire» nos encontramos con la mejor canción del disco, un medio tiempo que va creciendo épicamente, apoyada en la estremecedora voz femenina. «Common Knowledge» cierra este trabajo acústicamente, un bonito tema que sirve de descanso tras la emoción de «Desert Island Questionnaire».
Conor Oberst parece que no va a dejar de incrementar su inmenso currículum y volveremos a él durante este verano. «Upside Down Mountain» es un disco a seguir y Oberst lo está presentando con Dawes como banda de acompañamiento, un lujo que tendremos cerca, en el BBK Live, aunque nosotros no podremos verlo. Tiempo al tiempo, Conor Oberst se va a consolidar como uno de los grandes nombres del rock americano, si no lo está ya.