Corizonas, ‘Nueva dimensión vital’

GD30OB2-N.cdrApenas parecía haber espacio para Corizonas entre la diversidad de proyectos de sus miembros (Arizona Baby, El Meister, Coronas, Sex Museum) pero finalmente, y tras esperar mucho desde su largo de debut de 2011 (‘The News Today’), presentan este ‘Nueva dimensión vital’ que debería consolidarles como banda y reclamar mayor protagonismo para las enormes posibilidades del proyecto Corizonas. Cierto es que sus componentes (Javier Vielba y Rubén Marrón de Arizona Baby y Fernando Pardo, Roberto Lozano, Javier Vacas, David Krahe y Yevhen Riechkalov de Los Coronas) están de sobra curtidos en el mundillo musical y hasta ahora han sabido manejarse a la perfección en esta fructífera dispersión.

Defensores de los cánones clásicos del rock, con tendencia a los sonidos americanos, en este nuevo trabajo dan un paso adelante con una producción más variada y compleja, en manos del propio Javier Vielba, y una nueva estética disco-futurista. Pero el salto definitivo lo suponen las letras en castellano, como ya hicieran en su momento otros grupos de la escena nacional (Deluxe, Love Of Lesbian, Sidonie), y que debería significar el acercamiento a una mayor audiencia.

El audio de Charles Chaplin en ‘El Gran Dictador’ abre un disco que rompe desde el inicio, con importante sección de vientos y ritmo poderoso, en la crítica ‘La cuerda que nos dan’, dejando claro la ganancia que todos obtenemos de las letras en castellano, brillante. Los vientos también destacan en ‘Todo va bien’ que continúa en la misma línea de su predecesora antes de uno de los puntos álgidos del disco, ‘Vivir y no pensar’, sostenida en un contundente bajo y un precioso violonchelo. La más bailable ‘Nueva dimensión vital’ roza por momentos la psicodelia e introduce un bonito juego de voces, le sigue la melancólica ‘Luces azules’, otro de los temas destacados, que se inicia como balada pero va creciendo sobre la potencia y el ritmo.

La animada ‘Místicos en éxtasis’ termina por hacerse algo larga antes de ceder al rock de guitarras más clásico en la excelente ‘Yo quiero ser yo’. El western de Morricone, con acertado toque electrónico, aparece en ‘Trabalenguas’ y regresa el ritmo más directo en la pegadiza y bailable ‘Las paredes bailan’. En ‘Lluvia de abril’ colabora Jairo Zavala (Depedro), entre lo mejor del disco realzada por la guitarra pedal steel, y la vena crítica reaparece en el cierre con la añeja grabación de ‘Para qué’.

Excelente disco por tanto, y también promesa de grandes directos, porque Corizonas nunca defraudan sobre el escenario, y menos con este nuevo material que contiene momentos memorables y les confirma como una banda puntera en su especie.

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