Anagrama acaba de reeditar Correr, rocker. Crónica personal de los ochenta de Sabino Méndez, uno de los libros más reconocidos de los vinculados al ámbito musical. Publicado por primera vez en el año 2000 en Espasa, hay que reconocerle muchos méritos a este muy recomendable trabajo de un Sabino Méndez que fue el principal compositor de Loquillo y Trogloditas en los ochenta y autor de algunos de los clásicos más imperecederos del Rock & Roll español. Recuerdo cuando se publicó por primera vez, recordemos año 2000, y el impacto que supuso. Primero, porque fue un libro pionero ya que por aquel entonces no eran frecuentes este tipo de obras y todavía quedaba más de una década para que estas publicaciones alcanzasen la notoriedad actual; la segunda, por la repercusión que tuvo al ajustar cuentas con Loquillo y por cómo describía la adicción a la heroína. El libro descubrió a un escritor literario de primer nivel, un Méndez que durante las casi dos décadas siguientes publicaría libros muy reconocidos, como por ejemplo el último, Literatura universal (Anagrama, 2016). Reconozco que en aquel 2000 me fijé en Corre, rocker pero que no le hice mucho caso, aunque sí que leí las entrevistas y reseñas del mismo. Por un lado, no estábamos tan metidos en los libros vinculados a la música y, por otra parte, no eran los mejores años de un Loquillo que, en aquel entonces, parecía más un testigo de otra época, aunque seguía publicando discos como ese mismo año Cuero español. Luego llegaría el «redescubrimiento» de Loquillo por mi parte, pero eso es otra historia.
¿Qué ofrece la reedición, por tanto de este Corre, rocker?, pues poner en valor una obra de alta calidad literaria, unas memorias que se escapan a los lugares comunes y en las que Méndez describe y contextualiza los acontecimientos que vivió en los ochenta, pero también las dudas y los debates interiores así las representaciones y construcciones realizaron y que dieron lugar a una banda tan mítica como Loquillo y Trogloditas. Méndez no ha reescrito ni revisado el texto, lo ha dejado tal cual, y se incorpora un fantástico prólogo a cargo de Carlos Zanón, sin duda alguna uno de los escritores que mejor puede vincularse a esa época, de hecho el propio Zanón ha escrito algunas letras para Loquillo. Méndez nos describe el ascenso de dos personajes, Loquillo y el mismo, desde la base de la estructura social a la primera línea del Pop Rock nacional, primero con los seminales Loquillo y los Intocables y luego ya con Trogloditas. Hay espacio para ese contexto que iba del paso de los grupos y artistas de «La Movida» y de la «Nueva Ola» al «mainstream» y las contradicciones que se generaban. Grabaciones y giras también tienen su momento pero no en un sentido protagonista que queda para la evolución de su relación con Loquillo y cómo eso va afectando a la banda. Y también es fundamental todo el proceso de adicción a la heroína, las desintoxicaciones y los reenganches, partes en las que Méndez escribe su mejor literatura a través de una descripción muy objetiva, sin caer ni en moralismos ni en enaltecimientos.
Méndez abandonó la formación en 1989, finalizando la década, y dejando tras de sí temas míticos como «Rock ‘n’ Roll Star», «El ritmo del garaje», «Quiero un camión», «Carne para Linda», «Cadillac solitario», «El rompeolas», etc. Tras dejar los Trogloditas, no volvería a publicar un disco hasta 1997 con El día que murió Marcello Mastronianni junto a Los Montaña. Loquillo incluiría en su último disco con Trogloditas, el recomendable Arte y ensayo (2004), un tema titulado «Corre rocker corre». Pero poco tiempo después llegaría la reconciliación entre Loquillo y Méndez, apareciendo este último en el disco en directo Hermanos de sangre (2006). Desde entonces, Méndez ha vuelto a colaborar con Loquillo escribiendo canciones para sus discos en solitario, ya sin Trogloditas. En Balmoral (2008) incluyó «Sol» que es uno de mis temas favoritos de Loquillo de los últimos años; La nave de los locos (2012) fue un disco entero compuesto por Méndez; y en su último disco hasta la fecha, Viento del Este (2016), contribuyó con «Limousinas y estrellas».
En definitiva, merece la pena sumergirse en Corre, rocker, donde Sabino Méndez atesora calidad literaria a la par que regresamos a esa década de los ochenta, esa década de los ochenta que parece no abandonarnos con las novedades literarias vinculadas a la música de los últimos meses.