Hace unas semanas dedicamos un artículo a Counting Crows, una de esas bandas que en mi caso me acompañan siempre. Los Counting Crows son escurridizos, y sus lanzamientos se espacian en el tiempo. De hecho, como ya señalamos, su anterior trabajo con material nuevo es de 2008, el notable Saturdays Nights & Sundays Mornings. Su nuevo disco lleva el poético título de Somewhere Under Wonderland y Duritz y los suyos nos presentan una entrega que tiene algunas diferencias con su antecesor. Por una parte, es mucho más corto, nueve canciones que se extienden a once con las versiones demo de dos de los temas. Por otro lado, dejan un poco de lado el intimismo de buena parte de su carrera para presentar un disco más acelerado y dinámico, aunque sin perder ese poso nostálgico y melancólico que es la marca de la casa. De nuevo, como en discos anteriores, sus seguidores han llevado a su nuevo trabajo a posiciones altas en el Billboard americano, en este caso el 6. Además, también es su primer largo para Capitol, después de su salida de Geffen.
El disco comienza con un tema extenso, más de ocho minutos y ecléctico, con el tono de Counting Crows, titulado ‘Palisades Park’. Pero a continuación la cosa se acelera con la semiacústica ‘Earthquake Driver’, a la que le falta algo, cosa que no acurre con la rockera ‘Dislocation’, uno de los mejores temas del disco. El medio tiempo melancólico y con un peso importante de lo acústico ‘God of Ocean Tides’ también resulta eficaz, es uno de los pocos momentos que nos recuerdan a esos Counting Crows más introspectivos y que tanto nos gustan, un tema que pasará a la lista de favoritos de la banda. ‘Scarecrow’ es una canción animada, con elevada presencia de las guitarras, diferente y extraño, al que cuesta entrar pero que acaba funcionando, gracias en parte al Hammond.
‘Elvis Went to Hollywood’ se escora hacia el pop pero también con presencia de las guitarras siendo uno de los temas más interesantes del disco. El resto del Somewhere Under Wonderland desciende el nivel. En ‘Cover up the Sun’ hay un toque country, que no es algo habitual en sus trabajos, e incluso Duritz varía su forma de cantar. Sin alcanzar los niveles de la primera parte del disco, ‘John Appleseed’s Lament’ regresa al rock, mientras que el final con ‘Possibility Days’ es lo más flojo, un tema lento e insustancial. Como decíamos, también hay tiempo para las demos de ‘Earthquake Driver’ y ‘Scarecrow’, acústicas e interesantes, especialmente la segunda.
Nuevo trabajo por tanto de Counting Crows, que convencerá a sus fieles seguidores y que no les descubrirá a casi nadie. Counting Crows siguen asentados en su zona y carrera y, muy de vez en cuando, nos ofrecen sus novedades. Nosotros siempre les estamos esperando y celebrándolos, porque es una banda que merece la pena.