Concept, Logroño (La Rioja), 12 de noviembre de 2016
Confieso que nunca había sentido mucha curiosidad por Dorian. Puede que fuese por un sonido que no me acababa de llenar, demasiado electrónico para mi gusto, puede que por alguna cosa de esas raras que nos pasan con bandas o artistas, que no te acaban de entrar. Sin embargo, un día escuché las nuevas versiones de ‘Los amigos que perdí’ (sí, movido por la curiosidad por Santi Balmes de Love of Lesbian y ‘Cualquier otra parte’ y me quedé enganchado a las letras. De ahí a pillar el Diez años y un día (2015) sólo hubo un rápido paso. En este disco, Dorian tocaban sus temas más populares, o buena parte de los mismos, de forma más Pop o melódico, desnudando sus canciones de buena parte del contenido más electrónico. Y la verdad es que ahí me ganaron con un disco muy recomendable. Así que era prácticamente obligatorio acudir a ver la primera actuación de Dorian en Logroño, en el cierre de su gira que les ha llevado en estos meses por los principales festivales, incluido el Fardelej de Arnedo el pasado mes de julio. Las expectativas eran altas, pero también temía que su directo no iría tanto por el lado melódico del Diez años y un día sino por el más electrónico. Y hubo de todo, pero predominó lo segundo levemente.
Hay que comenzar diciendo que había un nutrido y heterogéneo público, tanto gente más joven (los menos) como otros habituales de los conciertos de este tipo de grupos del indie mainstrean, con numerosa presencia femenina. Además, eran muy fans porque se sabían buena parte de las canciones y las coreaban sin descanso, especialmente si se les pedía desde el escenario. Cuando salieron Marc Gili, Belly Fernández, Bart Sanz, Víctor López y Lisandro Montes, todos con esa estética característica de negro, aquello se comenzó a venir abajo y acabo de hacerlo de forma irremediable si tu concierto lo empiezas con un tema como ‘Los amigos que perdí’, que es de los que te ponen la piel de gallina. Un tanto más acelerado, la canción no perdió su toque épico con esa letra que es tan redonda. A partir de ese momento fueron dando rienda suelta a casi todos los temas de Diez noches y un día, aunque algunos eran demasiado ‘machacones’ para mi gusto, pero no les hizo perder ni un ápice de fuerza a ‘Cualquier otra parte’, que para mi gusto perdió en este directo; ‘Verte amanecer’, que ganó; ‘Estudios de mercado; ‘El temblor’; la menos convincente ‘Solar’ o la más lograda ‘Paraísos artificiales’. Y fueron tremendas la fantástica ‘Arrecife’ y el cierre con una ‘Tristeza’ que puso a bailar todavía mucho más a la sala. Y, aunque no familiarizado mucho con sus otros discos, no puedo dejar de destacar la habitual versión acústica y muy emotiva de ‘Te echamos de menos’.
Salimos de allí dos horas después de iniciado el concierto, con la gente muy contenta y con una banda que demostró un elevado nivel en directo, con un Gili que desempeñó el rol de frontman de forma contenida pero eficaz, aunque me pasa que su voz tampoco me acaba de convencer. Yo me sigo quedando con su Diez años y un día, cuestión de gustos, un disco fabuloso.