«Hola buenas tardes, gracias por venir, somos U2», así se presentó Chris Martin ante la prensa el pasado 26 de octubre, horas antes del concierto de Colplay en Madrid y que suponía el estreno mundial de su disco «Mylo Xyloto». A lo largo de meses se ha hablado de este acontecimiento, no en vano Coldplay hace tiempo que se convirtieron en la gran esperanza de las bandas de pop-rock de estadio. El single de adelanto del disco, «Every teardrop is a waterfall» contenía elementos del «Ritmo de la Noche». Este hecho generó una gran expectación ante su nuevo disco, que en general ha cosechado críticas irregulares y malas. Además, Chris Martin había señalado hace tiempo por activa y por pasiva que su objetivo (legítimo, por supuesto) era convertirse en una gran banda de estadios y ser los «nuevos U2» (todo legítimo también). En otras declaraciones, se manifestaba admirador de David Gueta, Rihanna (que colabora en el disco), Shakira y Ricky Martin…
La historia de Colplay es el paso de lo «indie» al mainstream absoluto, y conscientemente. Cuando Coldplay aparecieron con «Parachutes» en 2000, fueron saludados como una nueva banda indie con canciones como «Yellow» o «Trouble». De los restos del «Brit Pop» surgieron otros grupos como Travis o Starsailor, también pausados. Con su segundo disco, «A rush of blood to the head» (2002) conquistaron las emisoras y cadenas de televisión. Canciones que crecían en épica y que se te clavaban, como por ejemplo «In my place», «Clocks» y sobre todo «The Scientist». En ese momento, Coldplay saltan a otra liga y aparecen como dignos sucesores de U2, pero les faltaba algo. El disco de 2005 «X&Y» aumenta las dudas. Irregular y flojo, «X&Y» supone un punto de inflexión para la banda, que está a punto de la ruptura. En este sentido, siguen apareciendo como «sosos» o «ñoños».
Colplay «The Scientist»
El camino hacia U2 llega con «Viva la Vida or Death and All His Friends» (2008). Producido por Brian Eno, entre otros, muestra un cambio de 180 grados en Coldplay, musicalmente y hasta en su apariencia estética. Barroco y épico, desconcierta a los fans y genera nuevos adeptos, y los medios los confirman como los «nuevos U2». Su anterior apariencia, cuatro chavales que te podías encontrar en tu clase de la Universidad o en el bar de la esquina, es sustituida por una combinación extraña, que no me atrevo a definir. «Viva la Vida», el single, se convierte en el triunfal himno del primer año de Guardiola en el Barça. Confieso que me gustó ese disco, «Violet Hill» es una canción excepcional y, en su conjunto, el disco funciona, a pesar de «Viva la Vida».
Sin embargo, el nuevo giro de Chris Martin y compañía desconcierta y desorienta. Lo que hemos escuchado de «Mylo Xyloto» no es muy apasionante, la verdad. Y, en sus declaraciones, Chris Martin parece una caricatura. Llenan estadios, vale, y se han convertido en el gran grupo de las primeras décadas del siglo XXI, aunque parece que más por dejación del resto. Fichan al productor de Arcade Fire, buscan nuevas referencias, pero hay algo en Coldplay que suena a impostura. Uno no se acaba de creer esa «pose», y eso que Chris Martin me caía bien. Pero, en fin, que son los «nuevos U2» es un hecho, que llenarán estadios también, pero siempre quedará la sensación de «esto no me lo acabo de creer». Parece una carrera desbocada, y me temo que el siguiente paso pueda ser bautizado como el disco «Achtung Baby» de Colplay. Al tiempo.