Verano de 1997, no me preguntéis cómo me hice con el disco Baduizm de Erykah Badu pero lo hice y no me arrepiento. Por aquellos años no habíamos asistido al redescubrimiento del Soul y las voces que sonaban eran Toni Braxton, Whitney Houston y los grupos femeninos como En Vogue. Vale, también estaban TLC o habían aparecido The Fugees en el Hip Hop, pero todo se catalogaba como Rhythm and Blues (R&B), hasta una Mariah Carey que entonces era una artista respetada y que no había caído en la autoparodia. Por eso la aparición de una artista como Erykah Badu supuso un momento importante, porque se salía del guión establecido en ese momento, o porque se encontraba en una posición minoritaria, y porque hacía gala de una un discurso político, de una reivindicación ya desde su indumentaria de las raíces africanas, y todo ello con una gran voz y también muy buenas canciones. Además, el tono de su disco de debut, con influencias del Jazz, le llevó a ser comparada desde el minuto uno con toda una Billie Holiday. Era, como decíamos, una especie de Neo Soul que, en su versión masculina se personalizaba en D’Angelo que había debutado en 1995 con Brown Sugar y que en 2000 publicaría su fundamental Voodoo. Badu procedía de Dallas (Texas) y tenía la lección bien aprendida, se hizo acompañar por gente como The Roots. La publicación de Baduizm fue recibida con entusiasmo por la crítica, alcanzó el 2 en el Billboard y ganó numerosos premios, incluidos un par de Grammys.
Badu construyó un disco fundamentado en su voz, con texturas jazzísticas y del Soul, con un punto electrónico y minimalista, en ocasiones en un segundo plano, un disco con un fuerte contenido ambiental y muy homogéneo. Precisamente esta pueda ser una de las pocas pegas que se le puedan poner, en ocasiones peca de monótono. Pero eso no le resta para que sea un gran debut, con una primera parte soberbia desde esa introducción que es ‘Rimshot’ que marcara el tempo del disco. El punto más alto llega con una canción fascinante, ‘On & On’, una locura con su voz, con esa instrumentación de fondo, ese sutil pero destacado toque de percusión y un gran estribillo. No deja esa posición con la grandísima ‘Appletree’, un tema más animado y donde acelera el ritmo y frasea en algunos momentos. En ‘Otherside of the Game’ se deja llevar por el Soul, con una voz sensual y el contrapunto de la trompeta, en un tema firmado también por The Roots, dando paso a un breve interludio como ‘Sometimes (Mix #9). Y llega otro momento a destacar, la balada ‘Next Lifetime’, donde lleva su voz al límite. En ‘Afro (Freestyle Skit)’ Badu canta en solitario, solo apoyada por unos toques de trompeta, emocionando en este breve tema.
La segunda parte del disco no alcanza ese nivel, igual cae en ciertos momentos en la monotonía que decíamos. ‘Certainly’ es un tema que bebe más de esas influencias jazzísticas, tiene un punto experimental que me convence menos. ‘4 Leaf Clover’ es una versión de Atlantic Starr y puede ser la concesión más cercana, dentro de su estilo, al R&B dominante en esa época. Más ecléctico resulta ‘No Love’, un tema diferente al inicio del disco que no deja de seguir la senda de la canción anterior pero de forma más convincente. Y en ‘Drama’ apuesta por dejar en segundo plano su voz frente a la instrumentación, siendo uno de los temas más ambientales y porosos de un disco marcado por esa dinámica. The Roots vuelven a aparecer en uno de los temas más animados de todo este disco, ‘Sometimes…’, dejando su sello y que recuerda a sonidos más clásicos. El cierre es para uno de los temas menos logrados, un ‘Certainly (Flipped It)’ donde dialoga con la otra canción del mismo título, apostando por un ir más allá en el uso de la electrónica. Y culmina donde empezaba, un ‘Rimshot’ con un matiz más electrónico.
Me encantó este Baduizm y Erykah Badu pero aquí llegó a un misterio sin resolver para mí. No me preguntéis los motivos pero nunca volví a comprarme un disco suyo. Vale que era difícil que llegasen pero no hay excusas y su producción no ha sido muy elevada. En 2000 regresó con Mama’s Gun donde mostraba que su evolución le iba a llevar a tocar todos los palos de la música negra sin parar de explorar escenarios. Y sólo publicó tres discos más, y un proyecto en 2015 titulado But You Caint Use My Phone. Badu también es actriz y participó en la infame The Blues Brothers 2000 (1998) y en Las normas de la casa de la sidra (1999), por citar dos de sus trabajos más conocidos. Nunca ha dejado indiferente y siempre ha seguido su camino, sin fijarse en modas o tendencias. Una gran personalidad y un gran disco de debut que rompió en su momento con la situación del R&B y el Soul del momento. Luego llegarían Lauryn Hill, Macy Gray, etc., pero fue el revitalismo el que se impuso con Amy Winehouse apenas una década después. Pero Erykah Badu siempre será una de las grandes voces de estos estilos, no cabe duda.