8 de abril de 1994 y recuerdo cómo salió la noticia del hallazgo del cuerpo de Kurt Cobain. Eran años muy alejados de la inmediatez de Internet y las redes sociales. Las últimas horas se daban en la radio o se interrumpía la programación en televisión, que me apuesto que no fue el caso con Cobain, aunque me puedo equivocar. Seguramente que se diría también que todo el mundo se acordaría del lugar y lo que estaba haciendo cuando se produjo la noticia. Pero seguramente no tanto. Kurt Cobain había entrado con «Nevermind» (1991) en el altar de líderes generacionales del rock al «abanderar» un movimiento como el grunge, de gran impacto mediático en esos pocos años de éxito, que prácticamente finalizó con su muerte.
La fecha exacta del suicidio de Cobain se estima en el 5 de abril, aunque siguen existiendo dudas. Cobain había decidido poner fin a una (corta) vida de sufrimiento y dolor. No vamos a extendernos aquí en la carrera de Nirvana y en todo lo que les rodeó, está todo más que escrito, y seguro que estos días salen de nuevo miles de reseñas y artículos recordando el vigésimo aniversario. De la formación definitiva con su amigo Krist Novoselic y Dave Grohl; de «Bleach» (1989) en Sup Pop a su paso a la major Geffen para «Nevermind», lo que les valió a los de Sup Pop unos potentes ingresos; de sus dudas con respecto al sonido de «Nevermind» producido por Butch Vig al más crudo «In Utero» (1993), a cargo de Steve Albini; del impacto de su último disco, alejado de los que esperaban un «Nevermind II»; y del éxito del «MTV Unplugged in New York» (1994), sin duda la paradoja de lo que Cobain esperaba de su futuro. Y después directos, grandes éxitos y reediciones de sus discos…Y quedan sus grandísimas canciones, aquellas canciones que marcaron a toda una generación. Y también queda su matrimonio con Courtney Love, su adicción a la heroína, sus ingresos en clínicas de desintoxicación, sus últimos meses con intento de suicidio incluido…en fin, todo lo que pueda alimentar al mito.
El 8 de abril de 1994 creo que escuché la noticia en la radio y, ese mismo día, un amigo llevaba una camiseta de Cobain. La vida de Kurt estaba marcada por la inseguridad y por la angustia. Reflejaba en parte lo que una generación, la «Generación X» de Douglas Coupland, sentía por el mundo que les había tocado vivir y por tantas promesas incumplidas. No encajaban en el mundo. Pero en Cobain también coexistía esa inseguridad personal, definida por el divorcio de sus padres y la violencia doméstica. Kurt Cobain no encajaba por esa mezcla entre lo individual y lo colectivo. Y es un patrón que se repite en otros iconos del grunge como Eddie Vedder, Chris Cornell, Layne Stanley, etc. Con estos mimbres, la dirección de su música y sus letras no podía ser muy optimista, al contrario. Y aprovecharon la mezcla del rock, el punk, el hard core y el pop para hacer discos eternos.
Como hemos escrito aquí alguna vez, todos nos hicimos del grunge, y nos compramos los primeros discos de Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Alice In Chains y demás. Cobain ha quedado como el héroe de aquella generación inigualable, del último movimiento del rock que saltó del underground al mainstream y trató de tú a tú a las anquilosadas estructuras del sistema. Han pasado más de veinte años y nadie lo ha vuelto a conseguir. Al resto se les ha criticado por activa y por pasiva, especialmente a Pearl Jam, porque Cobain responde al relato que nos hemos construido sobre todo aquel movimiento. Sólo tenía veintisiete años y me es muy difícil aventurar cómo habría seguido su carrera. Existen indicios de que Nirvana no hubiesen durado mucho tiempo más, pero es sólo una hipótesis.
Veinte años después, parte de legado de Cobain y todas aquellas bandas sigue estando presente. Además de incorporar lo alternativo o el indie al gran público (¿o a una parte del mismo?, yo pienso esto segundo), fueron definiendo las bases de lo que sería ese mundo en estas dos décadas, en una especie de fusión con el ámbito comercial. En lo personal, creo que a Cobain también le pasó lo que ocurre muchas veces. Era una persona que buscaba ser aceptado, y se convirtió en el último gran icono del rock, pero fue mejor hacer el camino para llegar hasta allí que conseguirlo. Eso no lo pudo soportar.