Gary Louris se queda sin Mark Olson y reinventa The Jayhawks con ‘Sound of Lies’

Imagina que tienes una banda alabada por la crítica pero que no alcanza el reconocimiento que merece. Imagina que has llegado unos cuantos años de que la mezcla Country-Folk-Rock & Roll se convierta en la etiqueta ‘Americana’ y te señalen como precursor. Imagina que has caído en un momento en el que primero el Glam Rock, luego el Grunge y, finalmente el BritPop y el revival Punk te cierran el paso. Imagina que tienes un disco sobresaliente como Hollywood Town Hall (1992) y otro por encima como Tomorrow the Green Grass (1995). Imagina que tu amigo y pareja compositiva, con el que has creado unas canciones tremendas, dice que deja la banda para cuidar a su mujer, aquejada de una grave enfermedad, la cantautora Folk Vanessa Williams. Todo eso le pasó a un Gary Louris que se quedaba solo al frente de The Jayhawks, sin Mark Olson. Y Louris reinventó el sonido de la banda virando hacia el Pop pero sin dejar el poso melancólico y nostálgico. Olson, más centrado en el Folk, y Louris, más versátil, llevaban una década juntos pero Louris decidió seguir. Se cumplen veinte años de Sound of Lies, el primer disco sin Olson, un trabajo que no aguantaba la comparación con su predecesor pero que no fue valorado suficientemente en su momento. Al contrario, Sound of Lies tiene muy buenas canciones y constituye un disco notable, por el que tampoco han pasado los años. Louris mantendría una formación donde Marc Perlman seguía mostrando una fidelidad inquebrantable, Tim O’Reagan se confirmaba en la batería y Karen Grotberg adquiriría un nuevo papel en las voces y armonías. A ellos se unía el guitarrista Kraig Johnson, habitual también en los años venideros, y la violinista Jessy Greene. Aunque la portada no prometía, la verdad que no, Sound of Lies cumpliría.

El comienzo era un tema triste y épico, ‘The Man Who Loved It’, con una gran voz de Louris y el complemento de Grotberg, además de unas cuerdas destacadas, elementos todos ellos que marcarían el disco. No bajaba la calidad en ‘Think About It’, si bien esta canción sería más guitarrera aunque también con un poso triste. Y ‘Trouble’ cierra una gran trilogía de comienzo de disco, un medio tiempo Pop donde la voz de Grotberg es fundamental y en donde nos quedamos con un gran estribillo. ‘It’s Up To You’ tiene un tono más alegre, al menos en el ritmo, con ese piano y de nuevo las cuerdas, y funcionando de nuevo la aportación de Grotberg. ‘Stick in the Mud’ rompe de forma lenta y melancólica, es una canción menos lograda que da paso a una maravilla como ‘Big Star’, donde Louris mezcla esas melodías con la guitarra eléctrica y se sirve de la combinación de su voz con la de Grotberg.

La segunda comenzará con ‘Poor Little Fish’, una canción que juega con ese Pop tan característico de Louris aunque también tiene un punto de experimentación. ‘Sixteen Down’ es una canción más compleja, aunque sin salirse mucho de los parámetros, con un punto también de Pop épico, aunque el giro en mitad de la canción convence menos. Pero todavía quedaba otra de las cimas del disco, la tremenda ‘Haywire’, de nuevo a dos voces, una maravilla Pop, sensible y delicada al comienzo y luego da un giro, combinando las dos partes de la canción a lo largo de la misma. En ‘Dying on the Vine’ queda extraña esa batería más metalizada, pero es un buen tema aunque más oscuro. El final del disco comienza con ‘Bottlomless Cup’, una canción más acústica al comienzo con la voz de Louris subiendo, aunque luego vuelve a girar hacia los sonidos habituales. El último tema será para ‘Sound of Lies’, lento y agradable, triste, minimalista y acústico, de nuevo con la voz de Louris elevándose.

Sound of Lies tenía que competir con un tremendo e imbatible Tomorrow the Green Grass y con el recuerdo de Olson. Como decía Javier Castro hace mucho tiempo, es un buen disco de The Jayhaws. Luego llegaría el muy menor Smile (2000) ya sin Grotberg, la delicia de Rainy Day Music (2003) y el parón hasta que Louris y Olson se juntaron de nuevo, grabaron con Chris Robinson como productor, giraron con la formación clásica de la banda e hicieron su peor disco, Mockingbird Time (2011), en un contexto en el que la relación entre Louris y Olson no es que fuese mala, es que era tormentosa. Y, como en un nuevo acto, Louris regresaría comandando de nuevo la nave en solitario el año pasado con el notable Paging Mr. Proust, una vuelta en toda regla. The Jayhawks es una de las bandas de nuestra vida, no cabe duda, sus canciones nos siguen acompañando y nunca es un mal momento para poner cualquiera de sus discos, bueno, igual Mockingbird Time un poco o bastante menos.

 

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