Había muchas ganas del tercer disco de los británicos Idles. Ultra Mono se anunciaba como el sucesor del extraordinario Joy as an Act of Resistance (2018), convenciéndonos de sobra en el BBK Live de 2019. Eso nos llevó al debut, el también grande Brutalism (2017). Idles, encabezados por el enérgico Joe Talbot, hacían gala de un sonido guitarrero y Punk, aunque también abiertos a otras influencias. Además, tienen una actitud que es una de sus señas de identidad. En Ultra Mono consiguen mantener parte de esa fuerza y se rodean de colaboradores y colaboradoras de postín, pero creo que es el disco menos conseguido de los tres. No sabría decir los motivos, puede que haya una diversificación del sonido hacia un punto más industrial y de generación de un cierto ambiente de sonidos metalizados. Por otra parte, está presente el Post Punk, especialmente en la sección rítmica de Adam Devonshire y Jon Beavis, y las guitarras de Mark Bowen y Lee Kiernan siguen siendo impactantes, con mucha garra y fuerza. Pero, hay algo que hace que el disco sea irregular, combinándose canciones muy logradas con otras que no están tan conseguidas. Es un disco que te pone en tensión pero que, en algunos momentos, te desconecta, en mi opinión.
El comienzo es poderoso, no podía ser de otra forma, a pesar del tono contenido pero creciente y que te va preparando, «War» es una de las mejores canciones del disco, con el saxofón de Colin Webster como elemento que aparecerá en otras canciones. «Grounds» cuenta a las voces con Warren Ellis de Nick Cave and the Bad Seeds, y aquí tiran de sonidos más experimentales y no acaba de cuadrar. Luego retornan a su tono habitual, el Hardcore se hace presente al comienzo de «Mr. Motivator» que luego también incorpora el Post Punk, el cual seguirá en «Anxiety», donde Talbot recupera su característico fraseo. En «Kill Then with Kindness» colabora Jamie Cullum (???), que coescribe la canción y toca el piano del comienzo, aunque luego el tema adapta el tono Punk de la banda, aunque no es una canción que pasa a la Historia. Tampoco «Model Village», otro ejercicio de Punk Rock que funciona y poco más.
Asciende «Ne Touche Pas Moi» con Jehnny Beth a las voces, y también coautora del tema, que tiene ese tono más industrial que se observa en parte del disco. «Carcinogenic» es otra de las canciones destacadas del disco, canónica del Punk Rock que se asienta en las guitarras poderosas. Se salen de esa senda con «Reging», de nuevo el saxofón de Webster, apostando por un tono más rockero. «The Lover» parece que es una canción que no han acabado de desarrollar, tiene un sonido envolvente pero no acaba de encajar. En «A Hymn» se van por encima de los cinco minutos, es una canción más ambiental y con un tono Post Punk. Cierran con «Danke» que retorna a los sonidos más industriales pero que vuelve al Post Punk, pero es un final menos conseguido.
Buen disco, sí, pero no está a la altura de sus predecesores, lo cual también era complicado. Idles siguen mostrando su potencia, garra y actitud, pero aquí parecen haber querido adoptar ciertos caminos que, en general, no sabemos si serán una vía alternativa o regresarán a las tonalidades más orgánicas, aunque sí que parecen haber perdido cierta espontaneidad.